Hace unos días, el albergue de peregrinos del Hotel de Asociaciones de Pola de Lena recibió una inesperada visita. Una bloguera neozelandesa, de nombre Rachael Ayres, se presentó en las instalaciones con sus cuatro hijos, de entre ocho y trece años. Ayres se dedica a cumplir retos con el objetivo de recaudar fondos para distintas causas solidarias y, este verano, ha optado por disfrutar de las buenas vistas y las largas caminatas que ofrece el Camino del Salvador. El blog de Ayres, "Charity Walking", es muy conocido en su país. Se abrió hace unos meses con un firme objetivo: que la familia recorriera 1.000 kilómetros a pie para recaudar fondos para la construcción de pozos en África. "Los miembros de la familia queremos homenajear y ayudar a las personas que tienen que caminar cada día para conseguir el agua que los mantiene vivos", explica la bloguera en su página de "Facebook". La ruta partió de los Pirineos y se completó con varios itinerarios por España, el último en el Camino del Salvador.

En el albergue de peregrinos no habían escuchado hablar de su causa, pero se asombraron ante la llegada de la familia. "No es muy frecuente que una peregrina llegue acompañada por sus cuatro hijos", destacó ayer Mercedes Díez, una de las encargadas de las instalaciones, que dependen del área de Cultura del Ayuntamiento de Lena.

Las sorpresa no habían hecho más que empezar. Según Díez, los pequeños neozelandeses también dieron mucho que hablar: "Nos sorprendieron por su educación y por lo obedientes y maduros que se mostraron en todo momento. Otros peregrinos que pasaron la noche nos lo comentaron". Los jóvenes son Levi, de trece años; Micaiah, de once; Tessa, de diez y Elle Rose, de ocho años. La bloguera cuenta al detalle los logros de cada día en sus publicaciones. En el caso de la subida del puerto Pajares, relata la dureza del itinerario y también la belleza de los paisajes. La llegada al alto del puerto fue un momento muy significativo para la familia, que cumplió entonces con la mitad de su reto: 500 kilómetros a pie. En la bajada, la etapa entre Pajares y Pola de Lena, el tono de la narración se vuelve más familiar. La bloguera explica cómo los pequeños quisieron parar a por un helado y hace especial hincapié en las personas "tan agradables" que se han encontrado. Ayres, y sus cuatro hijos, dejaron sus firmas y mensajes de recuerdo en el libro de visitas del albergue de la Pola. Un libro que cada día habla más idiomas, porque casi el 40% de los peregrinos que pasan son extranjeros.