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El rancho de la I Guerra Mundial

La Escuela de Hostelería de Aller conmemora el centenario del conflicto bélico con un menú de platos típicos en el campo de batalla

El "rancho" de la I Guerra Mundial se sirve este mediodía en el restaurante de la Escuela de Hostelería del IES Valle de Aller. El centro conmemora el centenario del inicio del enfrentamiento bélico con unas jornadas repletas de platos típicos de las trincheras. Están mejor elaborados y con más tiempo, sin el aliento del enemigo en la espalda, pero son un fiel reflejo de la comida que dio fuerzas a los ejércitos de centroeuropa y Gran Bretaña.

El responsable de la Escuela de Hostelería, Segundo Riesco, destacó que la idea de estas originales jornadas surgió de "la necesidad de explicar a los alumnos que la gastronomía es un componente más de la historia". En el campo de batalla, cuando el hambre aprieta hay que echar mano de los productos que más abundan y olvidarse de los alimentos frescos.

"La primera Guerra Mundial supuso el impulso para las comidas en salazón y las latas de conservas. Aquí, no obstante, cocinamos todo casero", explicó Riesco. El entrante de las jornadas está formado por una amplia variedad de sopas: "Borsch" (sopa de remolacha), "Stecckrübensuppe" (sopa de nabo blanco), "Shi" (sopa de col y carne) y "Biersuppe" (sopa de cerveza). La cerveza suponía, según Riesco, "una de las bases de la alimentación en los ejércitos de centroeuropa". A su fuerte sabor, se añade su uso lúdico y su efecto estimulante.

Cuando los alemanes estaban a cubierto y tenían conservas a mano preparaban su tradicional ensalada de arenques y patata. Es un plato que también aparece en las jornadas de la Escuela de Hostelería del IES Valle de Aller, junto al tradicional "goulash". Este guiso, formado por carne y verduras, "lo hacían como podían con la carne que tenían a mano. Aquí lo servimos de ternera", matizó Riesco. Del otro bando, se han quedado con el "corned beef" inglés (una masa de carne que se sirve como paté).

Los alumnos de todos los cursos participan en el encuentro, que también incluye charlas como la que ayer ofreció el crítico gastronómico Carlos Cuesta. Los encargados de ultimar los preparativos en la cocina fueron Juan Navarrete, Cristina Rodríguez, Carlos Alfoso y Patricia y Paula Pérez. El docente Víctor Pérez les echó una mano, por si atacaban los enemigos mientras estaban entre fogones. Terminaron de cocinar sin tener que lamentar ninguna baja.

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