La empresa Hunosa ha habilitado el pozo minero asturiano de Sotón para ofrecer a sus visitantes más de cuatro horas de turismo de aventura a 600 metros de profundidad, donde podrán comprobar la dureza de la vida minera y disfrutar de una actividad diferente, única en Europa.

Ataviados de la indumentaria pertinente -botas, mono, casco y lámpara-, los visitantes escuchan la charla de seguridad en la que aprenden a manejar el autorescatador, un elemento de protección individual que llevarán en el cinturón y que sirve para poder respirar de forma autónoma en el caso de encontrar una atmósfera irrespirable.

Una vez en el castillete, la primera sensación del visitante es la bajada a través de la jaula por la caña del pozo que, a una velocidad mayor que la de los ascensores convencionales, ve pasar las plantas con gran celeridad, una percepción que pasa a fuerte impresión si el descenso se hace en la parte más cercana a la pared.

El rápido descenso lleva al turista hasta la planta octava, donde inicia una recorrido de cinco kilómetros que comienza por la bajada por la "Chimenea La Jota", un lugar no apto para claustrofóbicos, por lo que Hunosa dispone la posibilidad de realizar un recorrido alternativo de menor complejidad.

"La Jota" permite descender a la novena planta por una chimenea -una labor vertical entre dos galerías excavada en sentido ascendente- reforzada únicamente con piezas de madera y con una longitud de unos cien metros a lo largo de una pendiente media superior a 43 grados con pequeños tramos verticales.

El visitante tendrá que hacer parte del recorrido agachado para poder pasar por túneles de medio metro de altura, sorteando las mampostas que refuerzan la galería y tratando de no tropezar con los costeros (rocas sueltas).

Se trata de un lugar donde las condiciones inherentes a una mina como la oscuridad, la iluminación artificial, los sonidos, los ruidos inusuales, la sensación de confinamiento en espacios reducidos, la humedad, el calor y la presencia de polvo en el ambiente, se refuerzan aún más.

La dificultad de la "La Jota" no es comparable con el resto del recorrido, cuyo nivel de dificultad puede considerarse medio dentro de la exigencia del interior de una explotación carbonífera.

Para apoyar a los visitantes, que en grupos de diez recorren la explotación, varios mineros, formados como guías y en técnicas de primeros auxilios, velarán por su seguridad y les explicarán los entresijos de su labor y la equipación técnica de la mina.

El recorrido ofrece la posibilidad de realizar un trayecto en un tren minero y de poder utilizar el martillo picador o comprobar cómo se introducen en las paredes los barrenos de dinamita.

Hunosa no descarta que los visitantes puedan pasar al pozo María Luisa, comunicado bajo tierra con el Sotón, para que puedan comprobar cómo se extrae carbón.

Su presidenta, Teresa Mallada, que ha acompañado a los periodistas en la presentación de la oferta turística, ha resaltado la iniciativa como un elemento "dinamizador" de las cuencas mineras y de Asturias y ha indicado que con la visita se podrá comprobar las "grandes obras de ingeniería que hay dentro de la explotación".

Una vez al amparo del castillete, y tras dejar atrás el aire viciado del interior, hasta los más escépticos reconocerán la ardua labor minera que, en algunos casos, tenía hora y media de recorrido subterráneo antes de llegar al "tajo" y ponerse a picar en esta mina casi centenaria que cesó su actividad extractiva el año pasado.