Nunca es tarde si la dicha es buena. Ése debe ser uno de los lemas vitales de Rubén Menéndez, ciclista del equipo astur-dominicano Inteja-MMR. El corredor de 37 años, natural de Urbiés, llegó al ciclismo profesional cuando contaba con 33 años de edad.

Su idilio con la bicicleta también llegó por casualidad. Una lesión cuando contaba con 21 años y se dedicaba al fútbol le "obligó" a hacer ciclismo para su rehabilitación. Desde entonces, ha pasado por el circuito amateur, hasta que, un equipo paraguayo (Start) contó con él para dar el salto profesional en 2011.

En su primera carrera, ni más ni menos, coincidió con Alberto Contador. Fue en el Tour de San Luis, en Argentina. "En un principio hace ilusión, pero en cuanto tomas la salida, te olvidas de los ciclistas que hay delante y te centras en competir lo mejor que puedas", admite el corredor asturiano.

Tras dos años en el conjunto paraguayo, firmó por el Differdange-Losch luxemburgués, donde coincidió con otro asturiano, Joaquín Sobrino. Lo que más destaca de su paso por este conjunto es "la forma tan diferente de vivir el ciclismo en Centroeuropa respecto a España".

Esta temporada Rubén Menéndez asumió un nuevo reto. El equipo astur-dominicano Inteja-MMR se puso en contacto con él. Este conjunto cuenta con licencia dominicana, pero la mitad de sus corredores (Israel Nuño, Joaquín Sobrino y él) son asturianos. Además, parte del staff técnico y el patrocinador (la empresa de bicicletas MMR) también pertenecen al Principado.

Su último reto fue el Tour de Beauce, en la provincia canadiense de Québec. El ciclista de Urbiés relató en la página web LA NUEVA ESPAÑA su paso por la competición. Para Rubén Menéndez, esta ronda canadiense supuso "un descubrimiento, ya que la mayor parte de los corredores eran desconocidos para mí". Sin embargo, el ciclista destaca que iban a un buen ritmo".

De las distintas etapas, Menéndez se queda con la peculiaridad de que "eran circuitos, no lineales y contaban con cuestas muy duras". Además, el corredor asegura que "la más bonita fue la de la ciudad de Québec, en la cual el recorrido estaba plagado de aficionados animando".

Rubén Menéndez asegura que todavía queda cuerda para rato. "Seguiré hasta que me respondan las fuerzas, un año más por lo menos", admite. El ciclista, que se define como "todoterreno y combativo" cuenta con el apoyo de su empresa, la cual le permite compatibilizar a la perfección sus horarios. "Tengo la suerte de que la empresa en la que trabajo está relacionada con el mundo del ciclismo y son parte del equipo al apoyarme en los desplazamientos". Lo que sí mantiene es la misma ilusión con la que se subió a la bicicleta por primera vez.