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La negativa balanza del sector minero

Las importaciones de carbón multiplicaron por cuatro la producción nacional el año pasado

España compró en el exterior más de 16 millones de toneladas de mineral, mientras que el extraído en sus minas apenas alcanzó los 4 millones

Carbón de importación almacenado en el puerto de El Musel, en Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

El polvo de carbón que vuela y perjudica al turismo en Gijón es exactamente el mismo cuya importación ayuda a acelerar el cierre de las minas asturianas, y el mismo cuyo transporte a través de parajes como el parque natural de Redes contamina y deteriora una carretera ya de por sí en muy mal estado, la del puerto de Tarna. Y es que el carbón de importación se está comiendo progresivamente al que se saca en España. En 2014 se importaron 16.229.127 toneladas de antracita, hulla y otros carbones. Por su parte, en las minas españolas se sacaron 3.909.000 toneladas de carbón. Es decir, la importación de carbón multiplica por cuatro la producción autóctona.

Uno de los argumentos más repetidos desde el Ministerio de Industria para justificar el progresivo cierre de la minería carbonera es el de la contaminación. Sin embargo, el consumo de carbón para la producción de energía, aunque con altibajos, se mantiene relativamente estable en los últimos años. Pero el peso del mineral de importación crece cada ejercicio. En 2013, fueron 13,57 los millones de toneladas que se compraron fuera de España. El año pasado, y según los datos del informe "Energía 2015" elaborado por el Foro de la Industria Nuclear Española, fueron casi 16,23 los millones de toneladas de carbón importadas.

Una de las quejas del sector minero es que buena parte de este mineral viene de países donde las condiciones laborales no son comparables a las españolas. Así, en primer lugar de las importaciones se sitúa Colombia, con 5,61 millones de toneladas. El carbón apilado en el puerto de El Musel, y que estos días ha volado por Gijón, suele proceder de este país. En algunos casos llega incluso a ser propiedad de fondos de inversión que especulan con el mineral y lo venden únicamente cuando su precio aumenta, y no cuando es necesario para el sistema de producción eléctrica, para optimizar beneficios. En segundo lugar del ranking está Indonesia, con 3,84 millones de toneladas importadas. Luego se sitúan Rusia, con 2,15 millones de toneladas; Sudáfrica, con 1,55 millones de toneladas; y Estados Unidos, con 1,23. En la lista de países a los que se compró carbón en 2014 también aparecen Ucrania, China, Alemania, Chile, Francia, Irlanda, Italia, Kazajistán, Letonia, Holanda, Polonia, Bélgica o Canadá, aunque todos ellos con cantidades mucho menores que los principales vendedores. En términos globales, en 2014 la importación de carbón aumentó un 19,63% respecto al año anterior.

A medida que la compra de mineral importado crece, la producción local disminuye. En el año 2000, en España se sacaban casi 23,5 millones de toneladas. En 2014, la cifra se había reducido a 3,909 millones. Respecto al año anterior, la producción cayó un 10,5%, ya que en 2013 se habían sacado 4,37 millones de toneladas. De todo el carbón extraído en España el pasado ejercicio, 1.337.000 toneladas fueron de antracita, 1.332.000 de hulla y 1.240.000 de lignito negro.

Según el Plan del Carbón, en 2014 de las minas españolas tendrían que haber salido 6,8 millones de toneladas de carbón. Es decir, la producción sólo cubrió el 57,5% de lo previsto. Una de las causas de esta reducción se encuentra en el método de pago de las ayudas a las empresas. Se hizo según el mineral vendido a las eléctricas, que adquirieron menos del estipulado, lo que llevó a las compañías mineras a facturar menos y por lo tanto, a recibir menos subvenciones. En 2014, había presupuestados 66,4 millones de euros en ayudas, de los cuales sólo se pagaron la mitad, 33 millones. Para este año la cifra va disminuyendo. De 50 millones recogidos en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, se bajó a 32,9 millones en la convocatoria de ayudas. En la resolución de este proceso la cantidad disminuyó aún más, hasta los 26 millones. Una de las principales empresas del sector, la Hullera Vasco Leonesa se queda fuera del reparto porque, durante un periodo de tiempo, estuvo inmersa en un concurso de acreedores, que en su día justificó por la tardanza y la disminución de las ayudas: la pescadilla que se muerde la cola. A menos producción, menos ayudas, y a menos dinero, menos empleo.

Precisamente el empleo es el gran damnificado de la crisis del carbón, un sector que, o mucho cambian las cosas, o está visto para sentencia. En 30 años de constantes ajustes del sector, la minería ha perdido 47.556 empleos en España. En 1985 había 50.835 trabajadores, repartidos en 221 empresas. De ellos, en 2014 quedaban 3.279 mineros en 15 empresas, a los que hay que añadir 1.092 personas contratadas por subcontratas.

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