En Pajares se calzan los esquís aunque no haya nieve. La localidad lenense celebró ayer, dentro del programa de sus fiestas veraniegas y bajo un sol de justicia, un concurso de esquí sobre hierba. Participaron una docena de jóvenes que, gracias a la sequía, se deslizaron a velocidad de vértigo por el prau de La Lloisa. Llegaron los primeros a la meta David González y Beatriz Bayón.

La tradición de no esperar al invierno para deslizarse por Pajares tiene más de medio siglo de antigüedad. Fue Chus Valgrande, pionero de los deportes de invierno que también fue máximo impulsor de la estación que ahora lleva su nombre, el que peleó para que la cita se hiciera un hueco en el calendario de romerías de las Cuencas. "Siempre hizo grandes cosas por el pueblo, le debemos mucho", afirmó ayer Raúl González, miembro de la comisión de festejos, minutos antes de que arrancara la competición de este año.

Los participantes estaban algo nerviosos. Se calzaron sus esquís en lo alto de La Lloisa, a unos metros de El Ruchu, y se dejaron llevar por la hierba. González explicó, mientras veía a los participantes coger velocidad, que "cuando está seco es muy fácil deslizarse y hay que tener cuidado para frenar a tiempo". Cuando el verano llega cargado de agua, la organización del evento tiene sus trucos en la manga: "Llenamos el prau de paja, porque es la única forma de que el terreno sea más deslizante", afirmó Raúl González.

Los premios del evento se entregaron durante la noche, que estuvo amenizada por una romería. La comisión del pueblo es el único órgano que organiza este evento tradicional, sin ningún apoyo desde la estación de esquí de Valgrande-Pajares. Para los vecinos que ayudan, hay regalo. En esta edición, la organización entregó bollos y botella de vino para los colaboradores. Los que no colaboraron tendrán que esperar hasta el mediodía.

La jornada de hoy estará cargada de viandas. Los vecinos de Pajares, ayer por la tarde, después de quitarse los esquís y sacudirse la hierba de los pantalones, se pusieron manos a la obra con dos concursos gastronómicos. Uno de ellos fue de repostería tradicional asturiana. Se pusieron a la mesa más de una docena de recetas de bizcocho, casadielles y los imprescindibles "suspiros de Payares".

El jurado no fallará los premios culinarios hasta esta tarde. La prueba definitiva tendrá lugar este mediodía, durante la sesión vermú. "Agradecemos la participación de esos vecinos que siempre se involucran y nos echan una mano en lo que pueden", destacó González, mientras recogía los cierres que convierten un prau en una pista de esquí veraniega.

El próximo año esperan volver y con más fuerza. La organización hará un esfuerzo por mejorar la promoción y dar a conocer la fiesta en toda Asturias. Es el único lugar de la región en el que los vecinos también se calzan los esquís con casi treinta grados.