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JULIO CÉSAR HERRERO | Periodista, pregonero de los Mártires de Valdecuna

"Uno no puede ser asturiano y no haber ido a los Mártires, es un clásico"

"De la romería todo son recuerdos buenos, es una de las fiestas más entrañables en las que yo he estado"

Julio César Herrero. FERNANDO GEIJO

El periodista mierense Julio César Herrero vuelve a su tierra natal para ofrecer hoy el pregón de la fiesta de los Mártires de Valdecuna, una oportunidad para recordar viejos tiempos y reencontrarse con sus raíces. Herrero ha dedicado su vida profesional tanto a la parte académica como a la periodística, si bien actualmente está centrado en esta última trabajando en la cadena COPE y en Televisión Española, aunque en octubre iniciará nuevos proyectos profesionales. También se ha dedicado a escribir y cuenta con varios libros en el mercado, el último, "¿Pero qué me estás contando?", trata de destripar las tertulias y se publicó el pasado mes de agosto.

-¿Qué se siente al ser pregonero de los Mártires?

-Pues la verdad que para mí es un orgullo extraordinario, un honor, es de esos méritos que probablemente nunca van a aparecer en un currículum, pero que completan un ciclo vital importante; que te consideren los tuyos es el mayor reconocimiento que puedes tener en la vida y me hace especial ilusión. Es el primer pregón y probablemente el único.

-¿Cuál es su vinculación con el valle de Cuna y Cenera?

-Tengo vinculación con el municipio porque soy de aquí, y hace unas semanas descubrí que el cartel del segundo año de las fiestas era una foto del grupo de amigos que yo tenía aquí, que la habían hecho el año anterior, estábamos todos abriendo la boca, cantando, a alguien le debió hacer gracia y por eso se utilizó. Así que sí, desde hace veintitrés años tengo una vinculación con el valle que desconocía.

-¿Qué recuerda de la fiesta de los Mártires?

-Hay etapas en la vida que uno guarda con especial cariño; los años que viví en Mieres fueron los más entrañables, sobre todo los del Instituto Bernaldo de Quirós. Recuerdo dos años que subí, antes lo había hecho con mis padres, pero con la pandilla recuerdo ir caminando, beber sidra lo que no está escrito, comer bollos preñaos, con días espléndidos, sin lluvia... Todo recuerdos buenos, y una de las fiestas más entrañables en las que yo he estado. La romería de los Mártires es un clásico. Uno no puede ser asturiano y no haber ido a los Mártires.

-Inició su carrera en LA NUEVA ESPAÑA como becario, aunque al final se acabó marchando a Madrid.

-Sí, empecé con las prácticas en el primer año de carrera, durante el verano, cobrábamos si publicábamos; en LA NUEVA ESPAÑA fue donde me cambiaron el nombre. Mi nombre completo es Julio César Pérez Herrero y lo primero que publiqué fue una nota y había puesto el nombre entero, y el jefe, José Luis Argüelles, me dijo que era más largo que la noticia, que no podía ir todo, así que me aconsejó quitar el Pérez porque sonaba bien con el segundo apellido, y así lo hice, aunque luego tuve una discusión con mi padre. Lo segundo que publiqué fue un reportaje sobre las sectas en Mieres, poniendo nombres e identificando... la temeridad del joven periodista. Se montó un cristo del copón.

-¿Y después Madrid?

-Seguí haciendo prácticas cada verano en el periódico, pero al final ligué mi vida a Madrid porque antes de acabar la carrera empecé a dar clases en la Universidad, continué el doctorado, y al mismo tiempo salió la posibilidad de seguir trabajando. Siempre llevé pareja la actividad periodística y la académica. Luego surgió la posibilidad de dirigir Onda Cero en Madrid, después ABC Punto Radio, y ya me quedé en Madrid porque era allí donde estaba el trabajo, donde estaba creciendo profesionalmente y por ahora sigo allí, aunque... Uno tiene que volver al lugar donde fue feliz, yo aquí lo fui y por eso no lo descarto.

-¿El periodismo está en crisis?

-Hay crisis en el sentido del cambio. Ésa es la idea original del concepto de crisis, también hay una parte de crisis desde el punto de vista económico, crisis publicitaria, de los anunciantes, son muchos los medios de comunicación que tuvieron que cerrar en los últimos años; de hecho, yo estaba trabajando en uno que cerró, ABC Punto Radio. Al mismo tiempo, es verdad que esa vertiente económica, la clásica de la crisis, si se le da la vuelta y se entiende como crisis en sentido de cambio... Es verdad que los medios de comunicación han tenido que experimentar necesariamente un cambio en las formas de hacer periodismo, una manera distinta a la hora de buscar financiación, una manera distinta de trabajar con los soportes; en el mismo momento que cierran medios tradicionales han surgido otros, digitales, que consiguen tener suscriptores, que viven por sus propios lectores, otra serie de cadenas de televisión... Hay una crisis que dio contra los medios de comunicación y dejó a mucha gente en la calle, pero luego la crisis también hizo que surgieran otros medios de comunicación en los momentos más duros.

-Además de ejercer la profesión, también ha escrito varios libros, ¿cree que el papel tiene futuro?

-Sería incapaz de adivinar si el papel acabará desapareciendo o no, tengo la ligera sensación de que no, pero tampoco lo sabría argumentar, a lo mejor no es una cuestión que yo quiera o espero que no desaparezca; en el iPad tengo un montón de e-books, pero sigo disfrutando con el papel. Soy incapaz de estudiar con el iPad, tampoco con el ordenador, necesito tocar, subrayar... A lo mejor tiene algo que ver con la educación que recibí, pero a los alumnos que tengo, que no tienen nada que ver con mi generación, les entrego los apuntes en PDF. Les entregas un archivo, se lo cuelgas en el portal de la Universidad y lo imprimen, y ellos son nativos digitales, que nacieron con todos los soportes y lo audiovisual, pues lo acaban imprimiendo porque lo encuentran más cómodo, escribir, subrayar... Así que no creo que desaparezca el papel, aunque seguramente se tenderá a otra serie de cuestiones; es decir, no sé hasta qué punto la importancia de los libros en las editoriales será tan potente con servicios como los que ofrece Amazon, que puedes editar, publicar, no tienen que imprimir dos millones de copias, el que lo compra se lo imprime exclusivamente para él, si encuentras una errata la corriges y el siguiente que te lo compra ya no tiene esa errata. Está cambiando la manera de entender las cosas; además, lleva mucho tiempo el debate de si la empresa escrita va a desaparecer... ¡Pero si siguen saliendo medios de comunicación en papel!, y yo creo que la gente sigue disfrutando con el papel, aunque probablemente haya más de esperanza que de pronóstico en esto que digo.

-Está presentando un nuevo libro, ¿de qué trata?

-Salió en el mes de agosto y ya ha habido algunas presentaciones, pero en octubre me voy al Club "Diario de Mallorca" (del grupo editorial de LA NUEVA ESPAÑA) a presentarlo. Se titula "¿Pero qué me estás contando?". Es un libro sobre cómo razonan o argumentamos los que estamos en tertulias políticas en radio y televisión, y cómo lo hacen también los políticos. Cómo identificar un buen argumento y uno malo, cómo saber si se sostiene o no, cómo identificar las falacias y trampas en el lenguaje, la manera de exponer las cosas, de qué manera se abordan los temas de actualidad... Se dan pautas para entender este mundo de la tertulia que todo lo llena.

-Hablando de política, este fin de semana hay elecciones en Cataluña.

-Mientras vamos en romería por los Mártires otros siguen en ella, llevan bastante tiempo así. Los sondeos y las últimas encuestas cada vez están más claras: una victoria de Junts pel Sí, aunque con el tema de las encuestas habría que tener cierta prudencia porque en un momento de clima tan enconado la abstención importa y el voto oculto también, y a veces esos dos factores te desbaratan unos resultados que en principio parecían muy claros. Una victoria de Junts pel Sí dibuja un escenario muy delicado en este país, porque lo que en principio era un discurso y no pasaba del debate político se puede encontrar tras las elecciones con que, además de los argumentos, resulta que hay votos detrás, y entonces el argumento deja de ser palabra para convertirse en una cuestión sobre la que hay que discutir y llegar a un tipo de acuerdo.

-¿Cómo ha vivido la campaña electoral catalana con tantos sobresaltos?

-Ha sido una insensatez detrás de otra, una mentira detrás de otra, y lo terrible es que calen las mentiras, porque hay una apelación extraordinaria a la emoción. Lo que pasa es que la cuestión no es quitarse el calentón el día de las elecciones, sino vivir el resto de años, y uno no vive exclusivamente de sentimientos de emociones y apego a lo que creen que es un país, que me parece extraordinario y está muy justificado; otra cosa es la cruda realidad, y son números, leyes, normas, reglamentos, que están ahí y uno no lo debe ignorar, porque, si lo hace, puede caer en la cuenta de que debería haberlo pensado mejor, pero ya es tarde.

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