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Los recortes dejan sin plan de integración a tres jóvenes con graves discapacidades

El Principado bloquea el acceso al centro ocupacional de Cardeo a exalumnos del colegio de Santullano con síndrome de Down y autismo

Tres alumnos del colegio de enseñanza especial de Santullano, que este año han cumplido la edad máxima para seguir en el centro, se han quedado sin cobertura de atención social debido a que el Centro de Apoyo a la Integración (CAI) de Cardeo (Mieres) no tiene personal suficiente para atenderlos. El Principado ha negado a las familias la cobertura que demandan para estos jóvenes, todos ellos de 20 años, debido a la falta de "recursos humanos". Como alternativa se les ha ofrecido ingresar en otros centros especializados de Gijón y Siero, opción que los progenitores han rechazado debido, principalmente, a las dificultades de adaptación que presentan sus hijos.

Las familias afectadas por los recortes son de Mieres y Aller. Los jóvenes presentan discapacidades de grado uno (síndrome de Down), dos y tres (autismo). Todos ellos están en el límite de los 21 años, por lo que no pueden seguir matriculados en el colegio de enseñanza especial de Santullano, que establece ese tope de edad. En el caso de Pablo Naranjo, afectado de autismo, hasta tres informes técnicos establecen que necesita estar integrado en un centro de atención especial. El programa individual de atención (PIA) propone concretamente su ingreso en el centro ocupacional de Cardeo.

Es la primera vez que el complejo formativo de Cardeo rechaza alumnos por falta de personal. Este CAI está gestionado por el Ayuntamiento de Mieres, aunque cuenta con financiación procedente de los concejos de Aller, Lena y Riosa, además del mierense. En total, los consistorios abonan unos 80.000 euros para el mantenimiento del centro. También aporta una importante parte del presupuesto la consejería de Bienestar Social del Principado, con algo más de 350.000 euros anuales. Las instalaciones disponen de cincuenta plazas, que no están ocupadas en su totalidad. Hasta hace unos años, Morcín también sufragaba los costes del centro, aunque finalmente decidió salirse al contar con un solo usuario.

Los tres jóvenes han cumplido lo que se considera la etapa de formación obligatoria en casos de discapacidad. Hasta ahora, el CAI de Cardeo había acogido, siempre que se había demandado, a todas las personas que se encuentran en esta situación una vez cumplidos los 21 años. Ahora, el Principado ni tan siquiera ofrece plazos para el ingreso en el centro. La administración regional se limita a contestar que no tiene recursos y que la demanda se atenderá cuando haya disponibilidad.

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