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La industria extractiva en las comarcas mineras

La mina 2.0 vuelve al chamizu

Cinco proyectos empresariales plantean la apertura de pequeñas explotaciones de carbón coquizable, que sumarían en total unos 280 puestos de trabajo, en Aller, Lena y Riosa

La pista de acceso hasta la mina Julita, la iniciativa proyectada para el concejo de Lena. FERNANDO GEIJO

Los sistemas operativos de los ordenadores, de los teléfonos móviles y de las tablets se actualizan cada cierto tiempo. La mina asturiana también está en pleno proceso de actualización, o más bien, de formateo: las viejas pueden ser sustituidas por otras, más nuevas, con otro concepto de la minería que, en el fondo, no es más que una vuelta a los orígenes, pero con visión de negocio. Las explotaciones subterráneas de carbón destinado a centrales térmicas de hoy en día están condenadas al cierre, decisión de la Unión Europea mediante, al no poder recibir más ayudas a partir del 31 de diciembre de 2018. Sin embargo, varios grupos de empresarios quieren impulsar proyectos mineros en las Cuencas. Es la mina 2.0.

Los puntos en común que tienen todas estas iniciativas empresariales son varios. El principal, que el mineral que se piensa extraer es hulla coquizable, con bajo contenido en azufre y fósforo, y, por lo tanto, apto para su transformación en coque para la industria siderúrgica. Un tipo de carbón que, aunque en los últimos meses ha visto como su precio bajaba, sigue teniendo un valor muy superior al carbón térmico en el mercado. Un segundo punto de conexión entre los proyectos es que se trata de explotaciones de dimensiones modestas, con unas necesidades de plantilla inferiores a lo que tiene acostumbrado el sector minero, y situadas en zonas de montaña.

Hay dos iniciativas muy avanzadas, y otras tres que aún deben concretarse. Los proyectos que ya han dado muchos pasos y pueden ver la luz a lo largo del próximo año son los de mina Julita, en Lena, y el de la explotación del Río Negro, cerca de la antigua mina Jovesa, en Aller. En mina Julita se quieren generar 30 empleos, en un primer momento, que podrían llegar a 60, si se alcanza su objetivo de producción, fijado en las 35.000 toneladas anuales. En el Río Negro allerano, la apertura de la mina para sacar carbón coquizable crearía, inicialmente, unos veinte puestos de trabajo directos.

Los tres proyectos menos avanzados, y en los que los promotores aún deben convencer a Hunosa para poder hacerse con las concesiones mineras, se situarían en el concejo de Riosa, y entre las tres explotaciones se crearían unos 200 empleos directos, según los responsables de Unión Minera Asturiana, la compañía formada para intentar sacar adelante esta iniciativa empresarial.

Por sus pequeñas dimensiones, por tanto, la mina 2.0 sería más bien una vuelta a los orígenes del sector extractivo asturiano, un retorno a los históricos chamizos, pero con medios y sistemas de seguridad más acordes con los tiempos. Una de las ventajas de las que gozarían estas iniciativas, comparándolas con la actual industria del carbón, es que no dependerían de ninguna subvención procedente de la UE, ni para su apertura, ni para su funcionamiento. De esta forma, quedarían eximidas de las obligaciones de las empresas que recibieron este tipo de ayudas y que, según la normativa comunitaria, deben cerrar a 31 de diciembre de 2018, o devolver las subvenciones percibidas para poder seguir con la actividad, algo inviable en la minería española.

Por el momento, los promotores de mina Julita están pendientes de los últimos trámites burocráticos para abrir la explotación. Algo más de papeleo le queda por delante a los impulsores de la nueva mina Jovesa, que pese a todo, tienen intención de abrir la explotación a lo largo del próximo año.

Más difícil está la apertura de tres pozos de carbón coquizable en Riosa. Sus promotores quieren convencer a Hunosa para poder tener permisos de explotación en el concejo. Una de las minas se ubicaría en la llamada "Riosa este", cerca del límite con Mieres. Las otras dos explotaciones estarían en el sector denominado "Riosa sur", entre el río Llamo y el arroyo La Juncar. Los promotores consideran, tras realizar una serie de estudios en la zona, que las reservas de carbón coquizable existentes son de "grandísima calidad, con unos volátiles y unos índices de azufre muy buenos, al nivel del mejor carbón de importación". Unión Minera Asturiana llegó incluso a plantearle a Hunosa su interés en reabrir dos pozos cerrados de la empresa pública, el Montsacro (clausurado a finales del pasado año), y el Figaredo (cerrado en 2007). Su proyecto pretendía, al igual que en las minas de montaña, aprovechar las reservas de carbón coquizable.

En caso de que alguno de estos proyectos vea la luz -mina Julita es la que tiene más papeletas a corto plazo-, sería la primera mina que se abre en las Cuencas en treinta años. El último permiso concedido para una explotación minera en las comarcas mineras fue la de mina Ramoncita, localizada en el allerano valle del Río Negro. Pese a contar ya con prácticamente todos los permisos, mina Julita sigue enfrentándose -al igual que el resto de iniciativas relacionadas con la minería- con la oposición de los grupos ecologistas. En el caso de la explotación lenense, principalmente por su cercanía al parque natural de Las Ubiñas-La Mesa.

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