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La pobreza aumenta en las Cuencas mientras baja en la región, dicen Cáritas y Cruz Roja

Las dos organizaciones, que atienden a 1.000 familias, achacan la dura situación a la falta de empleo y temen que la recuperación sea lenta

El ropero de Cáritas en Mieres. JUAN PLAZA

Cruz Roja y Cáritas, las dos principales organizaciones que combaten la pobreza desde el campo del voluntariado, perciben que las Cuencas se encuentran en un pozo cada vez más profundo. La pobreza aumenta en las Cuencas mientras se recorta en el resto de la región. Alrededor de mil familias de las comarcas del Caudal y del Nalón se ven obligadas en la actualidad a recurrir a los cada vez más numerosos y demandados programas de ayuda que ofrecen estos colectivos. Lo peor es que no falta aliento para prestar auxilio social, pero hay pocos motivos para la esperanza. Los responsables locales de Cruz Roja y Cáritas coinciden, de manera preocupante, a la hora de analizar el oscuro fondo del problema "No hay trabajo y mientras no se llegue a crear empleo en el territorio todo irá a peor".

"No hay industria ni puestos de trabajo y así es imposible cambiar la tendencia", señala Juan Carlos Cuesta, presidente de Cruz Roja de Langreo. La entidad repartirá alimentos el mes que viene. "Estamos atendiendo entre 450 y 500 familias", remarca. Isabel Sendino es la coordinadora de Cáritas en la comarca del Caudal: "La gente no tiene trabajo y todo gira alrededor de este déficit". La organización adscrita al arciprestazgo del Caudal atiende en la actualidad 458 familias, por las 359 que recibían ayuda hace tres años. "La demanda en ayuda va en aumento, pese a que a nivel regional se ha detectado una ligera mejoría", indica.

Los voluntarios de Cruz Roja han visto crecer y mutar rápidamente las necesidades de una cada más amplia parte de la ciudadanía. Así, los programas de ayuda se están adaptando a las nuevas necesidades: "No basta con dar alimentos, cada vez más hogares no tiene dinero para pagar la luz o el agua y necesitan también aportaciones económicas para cubrir estas facturas", puntualiza Juan Carlos Cuesta, que reflexiona cobre la moderna estructura social, que diluye la solidaridad entre vecinos: "Antes si no tenías dinero para calentar la casa, alguien te pasaba un caldero de carbón para encender la cocina, pero ahora no te van a pasar un cable o una tubería para abastecerte de gas o electricidad". Cruz Roja tiene previsto repartir en Langreo el mes que viene ayudas para emergencia por valor de 20.000 euros. Cáritas también percibe estas necesidades. En el Caudal este programa está dotado con 15.000 euros.

Cruz Roja y Cáritas asumen que deben evolucionar, ofreciendo una ayuda más amplia. Facilitar la búsqueda de empleo se ha convertido en un reto prioritario. Cáritas ofrece en el Caudal varios programas de ayuda a las familias necesitadas. La primera toma de contacto se hace a través de una entrevista en que se evalúa las necesidades de cada persona. A partir de ese momento la cobertura es amplia. "Ofrecemos asesoramiento sobre todas las subvenciones a las que se pueden optar, además de ayudar en la búsqueda de empleo", apunta Sendino. Cruz Roja sigue también esta línea: "Queremos que las personas desempleadas cubran currículum y que se mantengan activas en la búsqueda de empleo", añade Juan Carlos Cuesta. Y añade: "Hay detalles que pueden pasar desapercibidos. Por ejemplo, si alguien no puede pagar un teléfono móvil, la posibilidad de que una empresa pueda contactar con él para ofrecerle un empleo disminuye. La pobreza conlleva aislamiento".

Cáritas ofrece ayuda en estos momentos a 1.190 vecinos de la comarca del Caudal, la mayoría de Mieres. En general son familias naturales del territorio que se han visto empujadas a la exclusión social ante la falta de recursos económicos. Sólo el 18 por ciento de los beneficiarios son inmigrantes: "En este sentido hay una percepción equivocada, ya que sólo 212 de nuestros usuarios son inmigrantes", señala Isabel Sendino. Aquí se rompe un estereotipo. Lo que sí es cierto es que muchas familias necesitadas evitan pedir ayuda por vergüenza. "Hay gente que no acepta su situación y cuando se quedan sin recursos dejan de pagar la comunidad, por decir algo, pero prefieren quedar como morosos antes de explicarles a sus vecinos que lo están pasando mal", lamenta Juan Carlos Cuesta. "Es cierto, a mucha gente le cuesta pedir ayuda", remarca Sendino.

Cruz Roja y Cáritas, junto a otras asociaciones y particulares, trabajan con ahínco para ayudar a los que menos tienen. El problema es que el vínculo entre desempleo y pobreza cada vez es más fuerte en las Cuencas.

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