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Mieres ya baja de los 40.000 habitantes

El padrón del concejo se desploma hasta los 39.728 vecinos, un recuento poblacional similar al de hace un siglo, al inicio del auge industrial

El casco urbano de Mieres. J. R. SILVEIRA

Los últimos datos demográficos recogidos por el Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (IDEPA) fijaban que Mieres tenía a principio del pasado verano 41.013 habitantes. El balance no era malo y hacía vislumbrar un estancamiento demográfico, un notable avance en un territorio castigado por décadas de caída poblacional. El problema es que el dato no se ajusta a la realidad. Mieres ha caído por debajo de los 40.000 habitantes. Ya es oficial. El gobierno local ha confirmado a LA NUEVA ESPAÑA que a fecha del pasado 10 de diciembre el padrón municipal tenía registrados a 39.728 vecinos. No hay por tanto cambio de tendencia, más bien todo lo contrario. La caída libre no encuentra freno, incluso se acelera.

Mieres perdió a finales de 1999 la consideración de Ayuntamiento de primera categoría. Estrenó el siglo cayendo por debajo de los 50.000 habitantes. Fue el resultado de una década marcada por un intenso ajuste minero, con cierre de pozos y miles de prejubilaciones que intensificaron el éxodo que empezó a dejarse sentir con fuerza ya en los setenta. Tres lustros ha tardado Mieres en bajar un nuevo escalón. En lo que va de siglo el concejo ha perdido algo más de 10.000 vecinos, casi el equivalente a la población de Lena o Aller. Así, el municipio se ha precipitado en un salto hacia atrás en el tiempo que le sitúa en parámetros similares a los de hace un siglo. Y es que al inicio de la década de 1920 Mieres tenía más habitantes que ahora, concretamente 40.560.

La realidad es que el concejo mierense lleva perdiendo población sin cesar durante cuatro décadas. De los 71.092 habitantes que había en 1970, se pasó en tan solo una década a contabilizar 58.718 vecinos, mientras que el padrón de 1991 estaba integrado por 53.482 habitantes. El municipio cabecera de la comarca del Caudal bajó de los 50.000 vecinos en el año 2000, y en 2007 se situó ya por debajo de los 45.000 habitantes.

Los tiempos en los que el concejo, al calor de los puestos de trabajo que proporcionaba la industria y la minería, ganaba vecinos quedan ya muy lejos en un municipio que abrió el siglo XX con 17.867 habitantes. Para encontrar unos niveles de población similares a los actuales hay que remontarse a la citada década de los años veinte.

Declive económico. El desmantelamiento siderúrgico fue el primer detonante de la crisis demográfica. A principios de la década de los setenta la reestructuración del sector hizo que más de 1.500 trabajadores de Fábrica de Mieres fueron trasladados a factorías de Gijón y Avilés. Fábrica de Mieres cerró en los ochenta y dio pasó a la clausura de pozos, desencadenando un éxodo masivo. En este contexto, Mieres tuvo bloqueados sus dos grandes planes urbanísticos, el de la Mayacina y Oñón, durante más de veinte años. De hecho, el segundo de estos ensanches sigue en punto muerto. Ahora el problema parece más vinculado al envejecimiento.

El gobierno local reconoce estar especialmente preocupado con el desfasado crecimiento vegetativo. Esta inquietud está respaldada con datos. Según las estadísticas municipales, este año, hasta el pasado 10 de diciembre, se habían contabilizado en el municipio 495 defunciones. Por contra, sólo se han registrado 139 nacimientos. Esta es la alarmante tendencia que, en gran medida, explica que la caída de población en el concejo haya sufrido un repunte en los últimos años. En este caso, las cifras se ensombrecen según se aumenta el ángulo de observación. En los dos últimos cuatro años, desde 2012 y contando ya 2015, el Ayuntamiento de Mieres ha contabilizado 733 nacimientos. En el otro plato de la balanza se sitúan 2.276 fallecimientos. Es decir, desde finales de 2011 el crecimiento vegetativo negativo ha generado 1.543 bajas en el censo municipal. Dicho de otra manera, casi el 4 por ciento de la población total del municipio. Otros factores como el retorno a sus lugares de origen de familias extranjeras que se habían asentado previamente en Mieres tiene una incidencia mucho menor de lo que cabría esperar. Este año, por ejemplo, 70 personas foráneas se han marchado del municipio.

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