Una masa enfervorecida de seguidores espera a que las estrellas de la jornada, en su visita anual, les dirijan unas palabras. Entre el público hay tensión, gritos, nervios, lágrimas de emoción.

-"¡Muy buenas tardes Langreo!"-, saludan los Reyes Magos desde el balcón del ayuntamiento, como si de estrellas del rock se trataran. -"Esta es una noche mágica y de ilusión. Siempre nos habéis tratado muy bien aquí. Ya sabéis, si os portáis bien, tendréis muchos regalos".

Tras sus palabras, los Magos de Oriente siguieron con la cabalgata. Eran las ocho menos diez de la tarde, y el desfile había comenzado una hora antes, en Ciaño. La cabalgata de Langreo brilló por su asturianía: la música la pusieron las gaitas de la "Banda tradicional de gaitas del Valle del Nalón", el Príncipe Aliatar viajaba a bordo de una madreña gigante mágica, y el Rey Baltasar tenía colocado su trono junto delante de un hórreo.

El desfile partió desde el entorno de la Torre de la Quintana, en Ciaño. Tras recorrer la avenida de Laviana y las calles Jaime Alberti y Torre de los Reyes, entró en pleno casco urbano de Sama, abandonando la carretera "general" para ir por Manuel Llaneza y Cervantes hasta la plaza de la Salve y desde ahí, a uno de los puntos con más animación del recorrido, la calle Dorado y el ayuntamiento. Los Reyes fueron recibidos en el Consistorio, donde saludaron desde el balcón ante un público completamente entregado, extasiado ante el poder de que aquellas tres personas sean capaces, en tan poco tiempo, de hacer tantas cosas: asistir a la cabalgata, hablar con ellos, repartir miles de regalos...

Sus Majestades de Oriente estuvieron muy bien acompañados durante todo el recorrido, que finalizó, tras pasar por el centro de La Felguera, en La Reguera. Grupos de charangas, pastores con ovejas y burros, pajes a caballo, un castillo con el malvado Herodes y un nacimiento, que iba justo detrás de la estrella que abría camino. Tras los reyes, guardándoles las espaldas, dos carrozas más, una de regalos y otra, el ya tradicional Magirus, el viejo camión de bomberos, que cerraba el desfile. Tras él, el "coche escoba": los servicios de limpieza, dándolo todo para que las calles quedasen como nuevas.

Más desfiles

La de Langreo no fue la única cabalgata de la comarca. Los Reyes, echando mano de su magia, también estuvieron en Riaño, Lada, Sotrondio, El Entrego, Blimea, los valles de Santa Bárbara y de La Güeria, en Barredos, Pola de Laviana, Villoria, El Condao, Rioseco, Soto de Agues y en Caso. Casi nada.