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Restaurantes cerca de las estrellas

Tres establecimientos de la comarca del Caudal, dos en Mieres y uno en Aller, aparecen entre las recomendaciones de la prestigiosa "Guía Michelin"

José Luis Mondelo prepara una mesa en el Cenador del Azul. J. R. SILVEIRA

La gastronomía es hoy uno de los puntos fuertes de los territorios para atraer al turismo. La comarca del Caudal quiere hacerse un hueco en el turismo gastronómico en la región. Bien es cierto que ninguno de los restaurantes de la zona ha logrado nunca una estrella en la prestigiosa "Guía Michelin", la biblia para los amantes de los buenos restaurantes. Sin embargo, tres de ellos han obtenido un logro que no es menor, y que supone un incremento de clientes. Dos establecimientos en Mieres y uno en el concejo de Aller aparecen reflejados en la famosa guía con una mención especial. Y es que los fogones del Caudal también tienen estrellas.

Uno de estos establecimientos es el Cenador del Azul. En la publicación especializada, la reseña sobre este restaurante que escriben los inspectores de la "Guía Michelin" reza de la siguiente manera: "Céntrico y de amable organización familiar. Posee unas instalaciones de línea clásica-actual, con mobiliario de calidad y un buen servicio de mesa. Aquí ofrecen una cocina tradicional actualizada, trabajando bastante los pescados".

El Cenador del Azul está regentado por José Luis Mondelo y Ana Fe Fernández. El primero, como jefe de sala, y la segunda, al mando de la cocina del establecimiento. El Azul, como popularmente es conocido este negocio, ya es un veterano en este tipo de menciones, con más de una década apareciendo en la "Guía Michelin", y en la otra guía referencia, la "Guía Repsol" -antigua "Guía Campsa".

"Es una mención que te da alguien externo a ti, que llega al restaurante como cualquier otro cliente", explicó Mondelo, que agregó que "cualquier reconocimiento mediático suponen prestigio, aumento de clientela, y son cosas que suman y contribuyen a la buena marcha del negocio".

Mondelo indicó que para lograr una mayor clientela también "es fundamental cualquier comentario positivo en internet". "Lo importante es hacerlo bien y que la gente se vaya contenta, porque los pequeños negocios no vivimos de una publicidad en la televisión ni de grandes paneles", afirmó. A su juicio, la hostelería es "una escalera con muchos peldaños, que tienes que ir asegurando y subiéndolos de uno en uno. Hay que dejar satisfecho a cada cliente", zanjó.

Sobre lo que cocinan los fogones del Cenador del Azul, José Luis Mondelo asegura que es una cocina "de mercado y de temporada". "Nosotros nos adaptamos al producto de cada temporada", afirma, para reconocer que "a lo largo del año las cartas se cambian, cuando menos, cuatro veces". Ése es otro de sus secretos para el éxito.

También en el concejo de Mieres, pero fuera ya del casco urbano, se encuentra el restaurante La Panoya. En pleno valle de Cenera, es un establecimiento emblemático, que regenta la familia Iglesias. Avelino Iglesias es uno de los miembros de ese equipo, en el que junto a su hermano Carlos y los "dueños" de la cocina, su padre, Modesto Iglesias, y su madre, María García, llevan un negocio que por primera vez aparece reseñado en la guía Michelín.

Avelino Iglesias entiende que la importancia de aparecer en esta prestigiosa publicación no es para los vecinos, sino de cara a los turistas. "Para la gente de los alrededores no aporta nada, pero para los turistas, para aquel que está de paso o se queda unos días por la zona, es muy importante, porque usan la guía de referencia", asegura. "La gente ahora mira mucho los comentarios y las valoraciones de este tipo de publicaciones o también de internet, así que tener buenas referencias te hace crecer", indica.

El hostelero reconoce que la cocina es dominio de sus padres, Modesto y María. "Nuestra cocina es familiar y tradicional, y con algún toque algo más moderno. Pero la clave es el sabor tradicional", explica. Sobre su carta, apunta, "es variada, y no tenemos un plato estrella".

Las explicaciones que ofrece Avelino Iglesias sobre su negocio corroboran la valoración que le dan los críticos de la "Guía Michelin": "Un restaurante de aire regional que realza su propuesta tradicional con diversas jornadas gastronómicas, como las dedicadas a la caza, al bacalao, al bonito o a la matanza". Avelino Iglesias defiende que para estar presente en una guía como la "Michelin" el secreto está en la estabilidad. "Nosotros llevamos 40 años dedicados a esto". Su presencia en esta publicación da un poco de vértigo, aunque también supone un impulso para el negocio. "Estamos muy contentos, cómo no, pero aparecer en la 'Guía Michelin' también supone cierta presión. La satisfacción del cliente va en muchos casos reñida con las expectativas con las que llega al local".

Experiencia

Para encontrar al tercer "Michelin" del Caudal hay que trasladarse hasta Moreda, en Aller. Se trata del Teyka. Los inspectores de la guía llevan veinte años apostando por este restaurante familiar, en el que Jorge Ochoa y Aurora González trabajan desde hace más de tres décadas. "Estar en la 'Guía Michelin' supone cierto reto, ya que no puedes bajar la guardia, y hay que hacer las cosas bien", afirma Ochoa, que, cuestionado por si han estado tentados de ir a por la prestigiosa estrella, lo descarta por completo. Para el restaurante allerano, estar en la publicación es "muy importante". "Yo cuando salgo me muevo mucho guiándome por ella", explica Jorge Ochoa. También comprueba en casa el impacto: "Suelo preguntar cuando veo algún desconocido cómo nos conoció, y la mayoría de la gente nos suele decir que nos vio en la 'Guía Michelin'". Los inspectores de la guía aseguran en su reseña de Teyka que el comensal "encontrará un espacioso bar-cafetería y una sala clásica, esta última con chimenea y el techo acristalado a modo de lucernario. Cocina tradicional y asturiana de corte casero, siempre con abundantes raciones y numerosas recomendaciones".

Jorge Ochoa, sumiller profesional y que ejerce como tal, además de como maître del restaurante, explica que el Teyka ofrece a sus clientes "una cocina tradicional, de guiso, y de productos de la zona". Toda ella elaborada por Aurora González. También se amoldan a los productos de temporada. El restaurante, que tiene 32 años y 48 como cafetería, quiere seguir peleando por estar entre los mejores. "El resto es seguir manteniendo la mención, estar ahí", finaliza Ochoa.

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