-Ahora el paquete explosivo ya está en un sitio alejado. Atentos a la detonación.

La cancha deportiva del colegio de educación especial Juan Luis Iglesias Prada de Sama se convirtió ayer en un improvisado campo de detección y desactivación de bombas en una demostración protagonizada por el Grupo de Especialistas en Desactivación de Explosivos (Gedex) de la Guardia Civil en Asturias. La actividad estaba enmarcada en el proyecto "Tengo cuidado, pido ayuda" que se está desarrollado a lo largo de esta semana en el centro con la colaboración de los cuerpos de seguridad del Estado, el servicio de ambulancias, bomberos y Protección Civil.

En la mañana de ayer, las estrellas fueron Pacho, un perro que se encargó de detectar un paquete que supuestamente contenía droga; Lucas, otro can que halló un artefacto explosivo simulado; y Ambrosio, el robot de desactivación de explosivos con el que trabaja el Gedex de Asturias, un equipo formado por cinco personas y adscrito a la Comandancia de Gijón. El jefe del grupo, el sargento primero Plácido Pérez, se ocupó de explicar a alumnos y profesores las claves del simulacro. Los agentes utilizaron a Ambrosio para trasladar el paquete sospechoso a un lugar seguro, en este caso las inmediaciones de una de las porterías de la cancha deportiva del Iglesias Prada. Allí, se utilizó un medidor para asegurarse de que el paquete no suponía una amenaza nuclear, bacteriológica o química. A continuación, un técnico especialista en desactivación de explosivos (Tedax), parapetado tras un traje especial, inspeccionó el artefacto simulado para proceder posteriormente a su detonación controlada. A pesar del aviso de los agentes, el estallido del petardo empleado cogió por sorpresa a más de uno.

"A los chavales les llama mucho la atención el funcionamiento del robot y traje de desactivación, que pesa unos 40 kilos, a los que hay que sumar otros 10 del escudo", expuso Plácido Pérez. El Gedex de la Guardia Civil en Asturias realiza al año entre 80 y 100 intervenciones. En la mayor parte de los casos se trata de artefactos de la guerra civil, algún paquete sospechoso o falsas alarmas. "En cada intervención puede haber un proyectil o varios; aparecen muchas granadas de mano, proyectiles de artillería y alguna bomba de aviación que se encuentran, por ejemplo, cuando se hacen obras", apuntó Pérez, para añadir a continuación: "Estos artefactos son muy peligrosos porque son muy sensibles, especialmente las granadas de mano. No se deben manipular porque, con el tiempo los seguros, se corroen y una pequeña manipulación es suficiente para que se activen", precisó.

Isabel Ramos, directora del colegio Juan Luis Iglesias Prada, agradeció la colaboración de las entidades participantes en la iniciativa. "Se están portando fabulosamente con nosotros y con los chavales, poniéndole muchas ganas. Esto forma parte de un proyecto que estamos desarrollando con los chavales para alertar de posibles peligros", concluyó.