Las carreras de montaña están de moda y, como manifiesta la corredora Ana Cristina Aguado, a la gente le ha dado por "echarse al monte" a correr, a la vez que advierte de que las exigencias en cuanto a no dañar el entorno son cada vez mayores. "En algunas pruebas la organización incluso marca con el número del dorsal los envases de los alimentos que consumimos y se nos puede sancionar si aparecen tirados fuera de las áreas de avituallamiento". Esta fue una de las reflexiones expuestas en la charla "Competiciones deportivas en parques naturales", organizada por el Ayuntamiento de Mieres, en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

Quizá sea la proliferación de este tipo de pruebas y la preocupación por las posibles repercusiones negativas en los entornos naturales protegidos lo que motiva la actual postura restrictiva de las administraciones. Benjamín Cabo, Vocal de la Federación de Deportes de Montaña del Principado de Asturias (FEMPA), expresa la preocupación de los organizadores ante el repentino cambio de criterio por parte de la Administración, en particular, de los gestores del Parque Nacional de Picos de Europa. Un cambio que pone en peligro carreras emblemáticas como la Travesera y la Traveserina, que ya cuentan con una docena de ediciones a la espalda. Se lamenta Cabo de que estas decisiones se estén tomando cuando la organización de la siguiente edición ya está en marcha y de que las restricciones vayan enfocadas hacia las competiciones y no hacia los visitantes. "Puede haber 3000 personas en Picos y no pasa nada, pero cuando les pones un dorsal surge la alarma, cuando en realidad, los competidores son los que están más controlados".

Por su parte, Roberto Hartasánchez, representando la postura del colectivo conservacionista FAPAS, plantea la posibilidad de que este tipo de pruebas tengan lugar fuera de los espacios especialmente sensibles, como es el caso de las zonas de cría de los osos en Somiedo. Dice Hartasánchez que no todos los territorios son iguales y las carreras en sí no son problemáticas, sino que hay que evaluar su impacto en cada caso. "No es sólo que no dejemos basura; se trata de que no perturbemos determinados aspectos de la biología de las especies o su ecología" señaló el Presidente de FAPAS.

En lo que todos están de acuerdo es en la necesidad de una regulación clara, basada en criterios técnicos, de modo que se establezcan con precisión las condiciones exigidas para las pruebas carreras de montaña. Victor Rueda, miembro de la organización del Trail Valle de Turón, hace ver que tanto los promotores como los participantes en este tipo de competiciones "son los primeros interesados en que se cuide el entorno por el que discurren las pruebas. De hecho, en la montaña de Turón se actúa desbrozando y limpiando el recorrido. Y cuando termina la prueba se inspecciona la zona, donde no solemos encontrar basura de los participantes".

Las carreras de montaña son un fenómeno en auge, que cada vez más busca espacios emblemáticos como reclamo y que tiene un impacto económico nada despreciable allá donde se desarrollan. El gran reto que se presenta en la actualidad es alcanzar el equilibrio entre la proliferación de pruebas y la salvaguarda de los espacios naturales protegidos.