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MONTSERRAT ABAD | Doctora en Filosofía, su tesis analizaba la evolución del interés por la filosofía de Armando Palacio Valdés

"Palacio Valdés fue candidato dos veces al Nobel y es un auténtico desconocido"

"La visión de la política del escritor lavianés es bastante negativa, pero sus obras se utilizaron ideológicamente durante el franquismo"

La doctora Montserrat Abad. LUISMA MURIAS

Montserrat Abad analizó en su tesis doctoral la evolución del interés por la filosofía de Armando Palacio Valdés. El trabajo sobre el escritor lavianés (Entralgo 1843-Madrid 1938), en el que la autora trabajó siete años, recibió la calificación de Sobresaliente tras su lectura en la Universidad de Oviedo.

-¿Era un literato que quiso ser filósofo?

-En la primera etapa de su carrera literaria, cuando se dedica a escribir críticas y reseñas, muchas de ellas están centradas en temas filosóficos pero también literarios y científicos. Cuando después hablaba sobre esa etapa siempre decía que creía que iba para filósofo pero que en un determinado momento decidió que lo suyo era la literatura. Era una afirmación que han repetido muchos estudios sobre Palacio Valdés. Él decía que iba para filósofo y que se queda en el camino pero es discutible porque tenía una concepción de la filosofía más cercana a lo que hoy en día entendemos como ciencia y de ahí el hecho de que no se considere a si mismo filósofo aunque ejerciese de ello y que retomase el interés después, en los 30 últimos años de su vida, y vuelve a afirmar que quiere leer filosofía y que le gustaría escribir.

-¿Cuál es la razón por la que se interesó por Palacio Valdés para su tesis?

-Cuando fui a vivir a Asturias conocía poco de la obra de Palacio Valdés. Pero tenía interés por los autores del siglo XIX porque muchos llegaron a nosotros como novelistas aunque luego tenían otro papel. Mi director de tesis me habló de él, empecé a leerlo y me llamó mucho la atención, primero porque como novelista era de los más famosos de finales del XIX y principios del XX, no sólo en España ya que sus novelas están traducidas a varios idiomas. También tenía interés en conocer si había roto con la filosofía o había tenido una crisis filosófica. Luego, cuando empecé a leer sus novelas me pareció que era increíble que un autor como Palacio Valdés estuviese prácticamente olvidado.

-¿Cree que no ha tenido la difusión que merece?

-En Asturias sí se le conoce bien porque el centro de interpretación de Laviana está haciendo esfuerzos para la promoción de la figura y memoria de Palacio Valdés. Aunque cuando trabajaba en la tesis constaté que era un auténtico desconocido cuando salías de Asturias. Hasta la llegada de la democracia todavía se editan sus obras pero desde entonces la situación cambia. El centro de interpretación sacó reediciones pero son pocas. Es como si hubiese desaparecido y realmente fue candidato dos veces al Nobel de literatura y aunque no se lo dieron da cuenta de su importancia. Algunas de sus obras fueron traducidas al inglés y al francés y muchas de ellas se utilizaron para enseñar la lengua española fuera del país pero hay pocos programas de historia de la literatura de los IES en los que le encontremos. Y creo que es un personaje a recuperar.

-¿Su olvido tiene algún componente político?

-Si partimos de la perspectiva política de Palacio Valdés sería injustificado porque su postura siempre muy neutra. De hecho su visión de la política es bastante negativa, no tiene buena consideración de los políticos y del ejercicio de la política profesional. Pero durante el franquismo se utilizaron ideológicamente sus obras, que se siguieron publicando. No fue un autor censurado, de hecho en 1945 se trasladan sus restos desde Madrid a La Carriona, en Avilés, y se organizó un gran homenaje. Todos estos eventos que venían patrocinados por el régimen franquista perjudicaron a la memoria de Palacio Valdés porque se le vio como un ideólogo del franquismo cuando realmente no lo fue. Mantengo la tesis de que si en lugar de ganar la guerra Franco, la hubiese ganado el bando republicano a Palacio Valdés se le podía haber utilizado ideológicamente del mismo modo. El hecho que fuese católico y de que no se exiliase, permitió al régimen aprovecharlo y a la democracia defenestrarlo.

-¿Cómo fue posible?

- Se había mantenido en el terreno de la literatura y eso permitía esa utilización ideológica. La interpretación que se hace de "La aldea perdida" en la película no tiene nada que ver con el argumento de la novela, al igual que con "La fe". El conflicto que vive el padre Gil entre la fe y la razón que vive el padre Gil le lleva en la novela a un final trágico pero en la película, de finales 50, se salva a la religión y lo convierte en un héroe. Todo eso Palacio Valdés no lo vivió, fue posterior a él.

-¿Cree que fue un adelantado a su tiempo?

-Más que eso era consciente de los problemas sociales y morales. De ahí que al abordar su estudio aparezca la duda de que abandonase la filosofía porque si te preocupan esos problemas estas recurriendo a ideas filosóficas. En todas sus novelas hay cuestiones sociales formuladas desde la crítica. En una de sus obras no solo retrata a la aristocracia sino que critica el modo de explotación de las minas de Río Tinto. Resultan bastante actuales ya que esos temas éticos y morales que preocupan a Palacio Valdés todavía los arrastramos hoy.

-En sus obras alude al gobierno de las mujeres y también a la corrupción en la política, un tema éste último bastante actual.

-La verdad es que sí. En "El gobierno de las mujeres" afirma que el sexo que está preparado para dirigir y gobernar los países es el femenino, no el masculino. Y en "Riverita" y en "Maximina" habla de los políticos y los deja fatal. Son los traidores por excelencia y los manipuladores, la visión que Palacio Valdés tiene de la política es bastante negativa por decir un término flojito. Era amigo de Castelar y le intentaron tentar para cuestiones políticas pero no hubo forma de que se comprometiese políticamente.

-Tras su estudio del escritor lavianés ha destacado su eclecticismo filosófico.

-Sí. Aunque dijo que se había separado de la filosofía nunca lo hizo. Todas sus novelas están plagadas de ideas filosóficas. Me llamó la atención que la primera novela que leí, "El idilio de un enfermo", a un campesino se le comparaba en pocas páginas una vez con Platón y otra con Schopenhauer, que no son autores que un novelista utilice normalmente y Palacio Valdés lo hace constantemente. En "La Fe" está Kant y también el darwinismo. Maneja siempre teorías y sistemas filosóficos que luego formarán parte de las ideologías principales del siglo XX. No se adscribe nunca a un solo sistema, hay ideas que le convencen de cada uno de los posicionamientos.

-¿Toma de unos y otros?

-Va parcelando esos sistemas filosóficos y se va quedando con aquellas cuestiones que se acomodan a su propia idiosincrasia y a su forma de vivir. De ahí resulta un eclecticismo exacerbado porque por un lado es católico pero también comparte muchas cuestiones del idealismo romántico pero también de la pedagogía del krausismo, que era revolucionario en el momento porque era contrario a lo que se estaba enseñando hasta entonces y se basaba en la implantación de la educación a través del diálogo y la comprensión del niño frente al castigo físico.

-¿Cómo influye el entorno físico, Laviana, en su idea de la naturaleza?

-Sobre todo en la idealización. Algo que está muy presente en sus novelas y los artículos y sobre todo en los ensayos de la última época es la idealización romántica de la naturaleza. Es algo que proviene del idealismo romántico alemán y que en Palacio Valdés está muy presente. Esto viene por su tierra natal y por el contraste tan fuerte con lo que supuso llegar a Madrid y vivir allí tras haber vivido en Asturias a pesar de que además de residir en Laviana también lo hizo en Avilés y Oviedo, que eran ciudades importantes pero no una gran ciudad como eran entonces Madrid o Barcelona. En la mayoría de sus obras la naturaleza es el reflejo del ideal de belleza frente a la cultura, la civilización y lo que presenta la ciudad frente a la vida rural, donde toma como referencia a Laviana. De hecho, en "La aldea perdida" es el lamento por una Laviana que se ha transformado de una zona eminentemente rural a una industrial y dominada por la minería. Es el grito por haber destrozado el paraíso con la industria.

-Defiende que es necesario recuperar la figura de Palacio Valdés.

-Creo que puede conseguirse y es necesario porque es parte de nuestra historia y está bien conocerlo. Ojalá mi tesis sirva, cuando salga en libro, para que se descubra a Armando Palacio Valdés aunque sea solo una persona. A ver si entre todos volvemos a recuperarlo.

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