Los trabajadores del centro europeo de Soft Computing, que se ubicaba hasta finales de enero en el edificio de investigación del campus de Mieres, han interpuesto una demanda colectiva contra el patronato que gestionaba la entidad con la intención de que se hagan efectivas las indemnizaciones pactadas y que aún no se han abonado. Es la segunda vez que la plantilla interpone una demanda, si bien la primera vez se acabó retirando ante el compromiso de que se les pagaría a mediados de febrero. No fue así, lo que les ha obligado a acudir a los tribunales de nuevo. Los trabajadores quieren, además, "que se aclare la responsabilidad en el cierre de los patronos, tanto del Principado como de la Fundación Bancaria Cajastur", denunciando que "han echado a la calle a treinta familias en unas condiciones lamentables, sin hacer frente a su responsabilidad ni respetar el acuerdo al que se llegó con la plantilla en diciembre".

También se mostraron muy críticos con las declaraciones del presidente de la Fundación Bancaria Cajastur, Manuel Menéndez, que en la Junta General explicó que "cumplimos todos nuestros compromisos con el centro de Soft Computing". Para la plantilla, las declaraciones de Menéndez, "son un montón de afirmaciones tendenciosas y falaces, como que no llegó a ser un centro de excelencia y, en consecuencia, no consiguió fondos para seguir funcionando". Los trabajadores afirmaron que la entidad "recibió el premio a la institución de excelencia, un galardón que sólo han recibido dos instituciones europeas".