El investigador sueco Fredrik Dalerum, adscrito a la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad, con sede en el edificio de investigación de Mieres, no para entre Sudáfrica y el Antártico, donde se centran sus principales investigaciones con los animales carnívoros. Todo empezó en 1999, cuando tuvo la oportunidad de recorrer casi 10.000 kilómetros desde tierras escandinavas hasta el sur del continente africano para trabajar durante un año con estos animales. Abandonó momentáneamente esta labor para trasladarse hasta Alaska, donde comenzó a trabajar con los glotones, también carnívoros, que centrarían su tesis, y Canadá, regresando finalmente a Sudáfrica para pasar seis años y acabar como investigador del centro ubicado en el campus de Mieres.

En Sudáfrica, Dalerum comenzó a trabajar en dos proyectos, el efecto ecológico de los leones y los animales que sólo comen hormigas. En el primero, el investigador estudiaba cómo se comportaban estos carnívoros con sus presas y, a su vez, cómo afectaba a sus capturas, mayormente herbívoros. Un trabajo en el que conoció a la madrileña de padres asturianos María Miranda García-Rovés, actualmente investigadora de la Universidad de Oviedo. "Yo hice la tesis en Ciudad Real con grandes herbívoros y tuve la oportunidad de viajar a Sudáfrica, donde conocí a Fredrik Dalerum", explicaba ayer. De hecho, el efecto ecológico de los leones no fue el único trabajo que desempeñaron estos dos investigadores, que también han publicado un estudio sobre el valor real de la fauna africana, y están pendientes de otro relacionado con las aves rapaces. "Nuestra intención es estudiar la biología de la conservación, un campo en el que se ve que el hombre tiene efecto sobre la biodiversidad de las especies, y precisa una solución que venga de las ciencias sociales y pueda variar el comportamiento del hombre", destacó la joven investigadora.

Para el desarrollo de los trabajos, los investigadores realizaron una importante labor de campo. "Sobre todo en reservas naturales, que tienen mucho interés en que se investiguen y sólo ponen facilidades", apuntó Dalerum, destacando que "consiste sobre todo en la observación del comportamiento de los animales, así como la colocación de cámaras de fototrampeo para detectar carnívoros y, en último caso, la captura de animales para marcarlos". Entre los animales con los que ha trabajado se encuentran tres especies de hienas, leopardos, lobos de tierra, zorros, además de los citados glotones. También ha trabajado con termitas y hormigas, principal alimento de algunos de estas especies, y herbívoros en el caso de las presas del león.

En las instalaciones de Mieres, el investigador se ocupa de analizar los datos, pero sigue viajando. "Necesito ir a Sudáfrica de dos a tres veces año, y lo mismo con las zonas árticas y el norte de Suecia, donde estamos desarrollando los trabajos de campo", explica.

De todos modos, Dalerum no descarta ampliar sus investigaciones a la zona del Cantábrico, igual que hacen otros compañeros de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad. "Trataré de iniciar un proyecto con trabajo de campo en la zona, sobre todo destinado a los efecto del cambio climático, aunque necesito tiempo", sentenció.