La decisión del Ayuntamiento de Mieres de renunciar al desarrollo de zonas de aparcamiento subterráneas en el centro de la ciudad ha abierto nuevos horizontes de negocio para el sector privado. En estos momentos son tres los equipamientos soterrados que dan servicio en el casco urbano. Uno de ellos, situado en la calle Carreño Miranda y surgido de la iniciativa privada, oferta plazas rotatorias de uso por horas. Es la única instalación de estas características que está en servicio en Mieres, ya que los aparcamientos interiores del campus de Barredo y de la estación de autobuses tienen otro tipo de gestión. La confirmación de que el parking de la Mayacina no se abordará, sumándose así al truncado proyecto en Oñón, hace que el citado espacio de aparcamiento privado no vaya a tener competencias pública, al menos, en los próximos años.

"Estamos muy satisfechos con la demanda de clientes que tenemos, tanto los fijos como los que optan por dejar sus coches durante un rato para realizar compras o gestiones en el centro de la ciudad". Charo Mallo es la propietaria del garaje que desde hace ya algún tiempo está abierto en la calle Carreño Miranda. Los clientes pueden estacionar sus vehículos en este espacio urbano a partir de un precio de 0,75 euros la hora. De momento, la propuesta ha tenido muy buena acogida. "Son muchos los mierenses que conocen la instalación y estamos detectando bastante movimiento". Los promotores han habilitado en el garaje una pequeña oficina y personal de la empresa se encarga de atender a los conductores y vigilar las instalaciones. El estacionamiento tiene tres plantas, pero su mayor atractivo es que se encuentra en una de las calles más céntricas de Mieres, en pleno eje comercial.

"Para nosotros no deja de ser una buena noticia que no se vayan a realizar el parking de la Mayacina, aunque tenemos una clientela fija que está muy contenta con nosotros", remarca Mallo. Este aparcamiento interior cuenta con una capacidad para algo más de un centenar de vehículos. Es decir, es del tamaño que hubiera tenido el equipamiento proyectado para el viejo barrio de Oñón y cuya ejecución se paralizó hace ya cinco años al decidir el Gobierno central bloquear la tramitación de los fondos mineros. Tanto el Ayuntamiento como la empresa adjudicataria decidieron en 2011 cubrirse las espaldas ante la posibilidad de que la inversión aprobada para construir el equipamiento no llegase a tramitarse, como finalmente ha sucedido. El proyecto correspondía a los fondos del bienio 2006-2007 e, inicialmente, contó con un presupuesto de 1,7 millones de euros. Ahora, el gobierno local también ha renunciado a la construcción del parking subterráneo de la Mayacina, cuyo plan de viabilidad fue incluso aprobado en el Pleno. Estaba previsto que la instalación contase con 500 plazas de estacionamiento La profundización se haría en la zona central de la parcela reservada para la actuación, que desde hace años alberga una bolsa de aparcamiento en superficie.