El Principado de Asturias vivió el pasado diciembre uno de sus meses más negros debido a los incendios forestales, que quemaron una parte importante de la superficie del Principado. Fuegos que, como explicó ayer en Mieres, la doctora en Biología, Cristina Santín, "se habrían podido reducir con las quemas prescritas". Estas quemas, apuntó la experta, son "incendios supervisados y en condiciones específicas". No es que no se den en la comunidad, subrayó Santín, quien sí esgrimió que "faltan recursos y apoyo, entre otros condicionantes". La doctora, que es investigadora del College of Science-Geography, de la Universidad de Swansea (Reino Unido), acudió hasta el campus de Mieres para ofrecer una charla sobre las investigaciones que ha realizado en este campo, con ejemplos en Canadá, Australia y Reino Unido.

"Cuando hablamos del fuego pensamos en el impacto medioambiental, pero es que hay sistemas que están adaptados al fuego, por eso necesitamos aprender a coexistir con él y utilizarlo", resaltó. Ahí es donde se encuentran las quemas prescritas, "ya que permiten la reducción del combustible, la regeneración de pastos y la lucha contra los incendios". Su uso está más que extendido en Norteamérica y Australia, mientras que en Europa comienza a arrancar. Fue en el primero de estos territorios, concretamente en Canadá, donde Santín realizó su primera investigación relacionada con la creación de carbón a partir de los incendios. "Una cuarta parte del carbono no se emite a la atmósfera, se queda como carbón en un 24 por ciento", subrayó. En Australia, el proyecto se basaba en la obtención de cenizas y evitar que lleguen al agua. Por último, la investigación en Reino Unido es sobre la optimización de las quemas prescritas, el mantenimiento del hábitat y el paisaje. Además de estas investigaciones, Santín aludió a los efectos del fuego sobre el suelo, destacando que "no siempre tiene impactos directos muy altos en el suelo".