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Perdió el tren y ganó 65 años de amor

Emilio Prieto y Madalena Álvarez, que se conocieron en una estación, celebran en Mieres su aniversario de boda felices por seguir "cogiditos de la mano"

Emilio y Madalena, sujetando una foto de su boda. J. R. SILVEIRA

-¿Dónde vas con tanta prisa?, pregunta ella.

-Pues voy pa Oviedo a pasar la tarde, responde él.

-Pues no corras más que acaba de salir el coche (tren) y lo has perdido.

Él se queda contrariado, pero en segundos deja de estar mustio. Tiene apenas 20 años y está acostumbrado a que la vida le gruña con fiereza con demasiada frecuencia, por lo que un pequeño contratiempo como este no le va a fastidiar la tarde libre del sábado. Además, es rápido de reflejos y resuelto.

-¿Qué te parece si nos vamos tu y yo al baile y nos hacemos compañía?, le propone a la joven.

-Pues me parece bien, acepto.

Así empezó en Turón la relación entre Emilio Prieto y Elena Álvarez, conocida por todos como Madalena. La unión no ha podido ser más fructífera. El próximo jueves, 24 de marzo, celebrarán su 65.º aniversario de boda. Han tenido cuatro hijos, cinco nietos y tres biznietos. Han pasado por tiempos de injustas penurias y tenido que hacer muchos sacrificios, en ocasiones tal vez demasiados, pero se han mantenido juntos, regalándose amor y llenando de cariño a la familia que crearon. De jóvenes padecieron los rigores de la posguerra, pero en su madurez disfrutan de la vida con una vitalidad contagiosa. Son felices, y no lo ocultan.

Emilio y Madalena tienen ahora 91 años. Ayer se reunieron con su familia para celebrar todos juntos su aniversario de boda. Aún recuerdan con nitidez la ya lejana tarde del sábado en que coincidieron en la calle: "Seguramente él se iba a Oviedo a cortejar con otra, pero aquí estamos y no me arrepiento para nada", apunta convencida Madalena. Emilio mantiene la vitalidad de su juventud. Es socarrón, divertido y ágil de mente. "Le pregunté si era guapa y, como me dijo que sí, me casé con ella". Le gusta bromear, pero valora bien lo que ha construido junto a su esposa a lo largo de los últimos 65 años. Hace un tiempo escribió un libro autobiográfico para dejar testimonio a sus hijos de su intenso recorrido vital. Un poema escrito con motivo de sus bodas de plata remarca sus sentimientos: A mi esposa me dirijo / porque ya estoy terminando / el camino que escogimos / el día que nos casamos / seguimos hasta el fin / cogiditos de la mano / fue la promesa que nos hicimos / hace ahora cincuenta años.

El matrimonio vivió inicialmente en Turón, para luego trasladarse a Ujo. Ahora residen en el barrio de La Villa. Tras su larga unión, se pueden permitir dar consejos: "Los jóvenes de ahora no saben lo que tienen, antes no podías ni ir de la mano con tu novio por la calle sin que te criticasen", señala ella. Los tiempos han cambiado radicalmente en todos los aspectos: "Ahora, con una paga ajustada, vivimos mejor que los ricos de antes, que no tenían posibilidades de movilidad ni restaurantes para ir a comer, que se jo...", apunta entre risas él.

Emilio y Madalena disfrutan ahora de lo que la vida les negó en su juventud. Lo hacen además arropados con el fruto de 65 años de amor: su familia.

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