La Semana Santa ha llegado a su fin y las celebraciones religiosas más tradicionales, como las procesiones, deberán esperar al próximo año para regresar a las calles. Pese a que en las Cuencas la costumbre está menos arraigada que en otras zonas del país y de la región, no son pocos los que quieren participar en estas celebraciones. El ejemplo estuvo ayer en Campomanes, donde numerosas personas tomaron parte en el Santo Encuentro, la última de las procesiones que tiene lugar cada Domingo de Resurrección en las comarcas mineras.

La iglesia de Campomanes se quedó pequeña, ya que muchas personas decidieron asistir a la misa previa a la procesión. Una vez finalizado el oficio religioso, comenzó el paso. Como manda la tradición del Santo Encuentro, salieron dos imágenes de la iglesia. Cada una realizó un recorrido diferente, para unirse en el cruce principal de la localidad. Allí es donde se escenifica el encuentro entre la Dolorosa y el Cristo resucitado. Una vez juntos, toda la comitiva volvió al templo.

Con este paso se cierra una intensa Semana Santa en lo que a eventos religiosos y procesiones se refiere. Durante los últimos días, localidades como Boo (Aller), El Condao (Laviana), Blimea (San Martín del Rey Aurelio) y Pola de Lena fueron los escenarios donde las imágenes dejaron por un momento las iglesias para ser llevadas en procesión por los fieles.

Las Cuencas llevan tiempo intentando recuperar unas tradiciones que se había perdido y que en otros puntos de España suponen no sólo un evento religioso, sino también un gran atractivo turístico. En los valles mineros, diversas parroquias comenzaron hace unos años a recuperar las procesiones, que se había perdido.

De hecho, salvo en Boo, donde la tradición de celebrar el paso en Semana Santa lleva más de medio siglo intacta, en el resto de los valles mineros se han ido recuperando paulatinamente. Ahora, los fieles deberán esperar un año para volver a salir a acompañar a las imágenes.