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La mitad de niños que en España

Los menores de 15 años en los valles mineros suponen un 9% de la población total, frente al 16% de la media del país

Sheila García Álvarez y Sergio González Trigueros, jugando con la nieve en Pajares. J. R. SILVEIRA

La historia de Aron Anderson, un británico de diez años, conmovió al mundo hace unas semanas. Aron es el único niño que vive en la isla de Out Skerries, a cientos de kilómetros de la costa norte de Escocia. La prensa internacional le bautizó como "el niño más solitario del mundo" pero su caso, salvando las distancias y quitando mares de por medio, no es muy distinto al de los niños de los pueblos de las Cuencas. Los valles del Nalón y el Caudal suman 13.884 vecinos menores de 15 años, un nueve por ciento del total de la población. Un dato por debajo de la tasa regional (11,62%) y muy inferior al total de España: con 7,6 millones de jóvenes, que suponen un peso demográfico del 16 por ciento.

La mayoría de los menores en las Cuencas, acorde al reparto poblacional, se concentran en los núcleos urbanos. En los pueblos, los niños se cuentan con los dedos de una mano. En Pajares (Lena), no hay cola para mecerse en los columpios del parque, las voces de los pequeños apenas resuenan entre tantas calles por correr y hay más maestros que alumnos. Todo un pueblo, en el alto del puerto que une Asturias con la Meseta, para cuatro niños.

Sergio González Trigueros sale de casa abrigado para pisar la nieve que, desde hace dos días, cubre el parque y la cancha deportiva de Pajares. "Voy a llamar a Sheila", grita a su madre desde la calle. Sheila García Álvarez, de seis años, es su vecina. Y también la única compañera de juegos que ha tenido esta semana, porque los hermanos Rodrigo y Sarita González Molina están disfrutando de las vacaciones en la estación de esquí. "Hoy jugamos a resbalar por la nieve", dice ella. Y él sube a un alto y empieza a deslizarse.

No hay tiempo para discusiones. Explica Sergio que "somos pocos y no podemos enfadarnos". Tampoco hay lugar para sexismo: si se juega a fútbol, todos a por el balón. Si se juega a muñecas, todos a peinar pelos rubios de plástico. "Son como una familia y están siempre juntos", explica Yolanda Álvarez, madre de Sheila y propietaria del único bar de Pajares. Años atrás, rememoran los mayores de la localidad, "había mucho ambiente y éramos unos cuantos, salíamos juntos desde aquí para bajar a Pola o ir a la estación de Valgrande".

Son cuatro ahora, pero resisten. La escuela sigue abierta y se ha convertido en un centro idílico: los pequeños tienen una tutora, además de profesores de Educación Física, Música, Religión, Llingua Asturiana e Inglés. Seis contra cuatro: "Es imposible que alguien se olvide los deberes", afirma Sheila, que el año pasado llegó a casa con un boletín de notas cargado de sobresalientes. Sergio, que ya tiene diez años, se quedó con algún notable.

"¿Es rentable mantener la escuela?" La respuesta de padres, vecinos y niños de Pajares es unánime, rotunda e innegociable: "Por supuesto que sí". Y su explicación convence, más allá de números, ratios y cuentas. Yolanda Álvarez señala que "vivimos en el alto de un puerto, no es lo mismo que cerrar una escuela que está cerca de un núcleo urbano. La escuela no nos la pueden quitar, pase lo que pase, porque supondría el fin del pueblo".

Lejos de eso, el Ayuntamiento de Lena y la Consejería de Cultura, Educación y Deportes han ampliado el programa de formación para los pequeños. Una vez a la semana, viajan hasta Campomanes (centro cabecera del Colegio Rural Agrupado, CRA) para las clases de bilingüe. "Nos gustaría que en Pajares hubiera más niños, pero estamos muy contentos de que estar aquí", afirma Sheila. Su sueño de tener más compañía se cumple únicamente en vacaciones, cuando llegan niños como Antía Antolín. "Vivo en Bilbao, pero tengo aquí familia", explica la joven, que se une a los juegos en el parque. Están tan a gusto ahí, en la tranquilidad de Pajares, que los pequeños quieren orientar su carrera hacia la vida del pueblo. Sergio quiere ser ganadero y cuidar los montes de Pajares. Sheila será médica, para abrir un centro de salud en el pueblo "y cuidar de los viejinos".

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