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MACARIO FERNÁNDEZ | Presidente de Asturiana de Laminados (Asla)

"Un empresario debe arriesgarlo todo, el que hace muchos cálculos se aparta"

"Sin subvenciones, sin fondos mineros, las Cuencas pierden atractivo para el emprendedor, pero también nos penaliza la falta de suelo"

Macario Fernández, ayer, en la fábrica de Asla. FERNANDO GEIJO

Macario Fernández es el presidente de Asturiana de Laminados (Asla), empresa afincada en el polígono lenense de Villallana que acaba de firmar un contrato para suministrar paneles de zinc a la firma Metaltech-USA, uno de los principales negocios de distribución, transformación y fabricación de láminas para recubrir fachadas en el continente americano. La producción de Asla llegará este año a las 26.000 toneladas. El 98 por ciento será exportado. La empresa tiene garantizado trabajo para veinte años y está a la espera de lograr nuevos terrenos en Villallana para ampliar la fábrica. Macario Fernández parece haber encontrado un pozo de agua en un territorio, las cuencas mineras, inmersas en un proceso de desertización industrial.

-¿Por qué les está costando tanto conseguir la cesión de los terrenos que necesitan?

-La burocracia es complicada, pero confiamos en que todo se arregle pronto. Hay buena disposición en el Ayuntamiento y estamos agradecidos a todos los grupos políticos.

-¿Por qué apostaron en su momento por Lena?

-Inicialmente nos dirigimos a la Consejería de Industria para ver qué disponibilidad había para poder adquirir cien mil metros cuadrados en la región, pero el Idepa me dijo que no había parcelas en Asturias de ese tamaño. Cuando estaba ya buscando terrenos en León fue cuando apareció el Ayuntamiento de Lena y cerramos un acuerdo.

-Choca la actual situación teniendo en cuenta que la fábrica se levantó literalmente sobre huertas.

-Sí, es así. Cuando empezamos los terrenos aún eran privados. Construimos como bien dice sobre huertas. Recuerdo incluso que apareció una señora que nos pidió que paráramos las máquinas para sacar unas lechugas que no había tenido tiempo de recoger. Estoy agradecido a todos los vecinos de la zona. Se portaron estupendamente. No hubo una sola protesta. Empezamos a construir en 2007 y a finales de 2009 ya estábamos produciendo.

-¿Le costó conseguir los primeros clientes?

-Al final eran empresas que se dirigían a la fabricación de canalones y tubos, actividad a la que nosotros nos habíamos dedicado anteriormente, por lo que sabíamos a qué puertas llamar. Empecé a viajar de inmediato por todo el mundo. Así empezamos. En 2010, vendimos 6 o 7 millones de euros y, al año siguiente, doblamos la cifra. En 2015, anduvimos sobre los 60 millones.

-¿Tiene Asla su futuro garantizado?

-Estoy seguro de que está empresa tiene el éxito asegurado. Su única debilidad es un fuerte endeudamiento, pero cómo hacer las cosas si no somos ricos. La única formula es acudir a los bancos. No se pueden hacer las cosas si no es a través del endeudamiento.

-¿Qué consejos daría a un empresario que empieza?

-Tienen que entender que sólo arriesgando todo lo que tienen y permanentemente pueden saber hasta dónde pueden llegar. He hablado con muchas personas bien formados académicamente para hacerles partícipes de un negocio y nunca he conseguido convencer a nadie, ya que ven el riesgo y se apartan. Hacen cálculos y llegan a la conclusión de que puede salir mal. Si el proyecto de Asla se hubiera manejado con este criterio, totalmente respetable, o no hubiéramos empezados o ya estaríamos cerrados.

-¿Son atractivas las Cuencas a nivel empresarial?

-Tenían un atractivo que hoy ya no poseen, como eran las subvenciones para favorecer la creación de nuevos empleos, los fondos mineros. El otro factor que nos penaliza es el suelo. No hay parcelas grandes y las que hay están esperando a que venga no sé qué proyecto milagroso. Nosotros estuvimos interesados en Reicastro, que se amoldaba muy bien a nuestras necesidades, pero no pudimos. Ahí sigue la escombrera vacía.

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