Tras una ausencia de diecinueve temporadas, la Vuelta Ciclista a los Valles Mineros regresaba a las carreteras. La ronda, que en esta edición estaba destinada a corredores en edad máster y que contaba con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA, cumplió con todas las expectativas depositadas y brindó un buen espectáculo a los amantes del ciclismo.

"La idea era llenar las carreteras de aficionados y eso se consiguió", destaca Vicente Merino, organizador de la carrera. Además de la presencia de público en los altos de montaña por los que transcurrió la prueba, los habitantes de las localidades por las que pasó alguna de las carreras contaron con numerosos seguidores.

Además, en el plano deportivo, las carreras no defraudaron a nadie. Teo Casabal se alzó con el título, algo que podía llegar a esperarse tras su buena actuación en la Vuelta a Santander. La segunda posición fue para un Ricardo Ferrero que cuajó una gran actuación en la contrarreloj, mientras que Juan Manuel Toribio logró el tercer lugar del podio, además de ser el primer asturiano en pasar la línea de meta.

Otro de los aspectos a destacar fue la seguridad en la prueba. Una única caída en las tres etapas se saldó sin consecuencias en la prueba.