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La plantilla del Soft Computing se niega a volver para ser despedida otra vez

Los trabajadores recurren al juez para poner de manifiesto la imposibilidad de reincorporarse a un centro que ya no tiene sede ni oficinas

Los trabajadores, a las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. MIKI LÓPEZ

Los trabajadores del extinto centro europeo de Soft Computing tratarán, por todos los medios, de no volver a reincorporarse a su puesto de trabajo, tal y como les ha exigido el patronato que gestiona el centro. Para conseguirlo, han vuelto a recurrir a la autoridad judicial para poner de manifiesto la imposibilidad de volver a la empresa, ya que no tiene sede ni oficinas. También denunciarán el "fraudulento" proceso que están viviendo.

La plantilla ya han empezado a recibir las cartas en las que se les pide que se reincorporen y, a la vez, que serán sometidos a un expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción, tal y como había anunciado el consejero de Empleo, Francisco Blanco, el pasado jueves durante el Pleno de la Junta General del Principado. Blanco también anunció que el patronato había solicitado el concurso de acreedores. La decisión que se tomó ejecutando así la sentencia de la sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias que declaró como nulos los despidos. Sin embargo, los trabajadores no están por la labor.

El investigador Sergio Damas, que era uno de los representantes de los empleados, señaló que "la readmisión es materialmente imposible, es kafkiano que pidan eso, porque no se puede entrar en concurso de acreedores y reincorporar a la vez a los trabajadores, por no hablar de que tampoco hay un lugar al que la plantilla pueda acudir para desempeñar su labor". Damas puso de manifiesto, como ya había asegurado en anteriores ocasiones, que el Patronato tenía que haber aplicado la cordura en el proceso. Para el investigador había otra opción aplicando el estatuto de los trabajadores y la legislación laboral, que era notificar al juez la imposibilidad de reincorporar a los trabajadores. En este caso, el patronato tendría que abonarles la máxima indemnización por despido improcedente, de unos 45 días por año trabajado.

La única opción que han visto, como explicó Sergio Damas, es volver a los tribunales. "Recurriremos al juez para poner de manifiesto la imposibilidad de reincorporarnos, que es lo que tenía que haber hecho el patronato, y denunciaremos lo fraudulento de toda esta situación", subrayó.

El consejero de Empleo ya había señalado que el patronato rechazó la opción de negar la reincorporación debido a su falta de liquidez. Sin embargo, esta opción deja a los trabajadores con un futuro incierto, ya que al reincorporarse dejarán de cobrar la prestación por desempleo, pero tampoco cobrarán sus nóminas. También hay una parte de los empleados que ya están desempeñando su labor en otras empresas, lo que les pondría en la situación de tener que elegir entre ambos trabajos.

El centro europeo de Soft Computing abrió sus puertas hace una década con el objetivo de convertirse en unas instalaciones de referencia internacional. Su investigación se basaba en la lógica difusa, esto es, hacer que las máquinas tuviesen razonamientos similares a los de las personas, una técnica con múltiples aplicaciones de sectores tan diversos como la medicina o la energía. Un trabajo que reportó 6,5 millones de euros al centro mierense, a través de su participación en diversos proyectos europeos, pero que no fue suficiente para que sus patronos decidiesen dar continuidad al centro pasados estos diez años. Su plantilla, que llegó a superar el medio centenar, se redujo a unos treinta trabajadores en su última etapa.

Sus patronos -Cajastur y el Principado de Asturias- decidieron a finales del año pasado cerrar el centro, debido a su mala situación económica. Tras acordar una serie de indemnizaciones para la plantilla, el patronato no cumplió sus compromisos y los trabajadores acudieron a los tribunales para defender sus intereses.

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