Tres restaurantes con sabor a mar recibieron ayer los premios nacionales de gastronomía "Plato de Oro". Dos de ellos miran a la costa. El Duque, de Gijón, y El Llagarón, de Candás, han visto reconocida la valía de su cocina y la calidad de su cuidado servicio. El tercero mima el marisco desde el interior, algo más lejos del Cantábrico, pero en sus fogones sacan todo el jugo a cada producto. Se trata de El Cenador del Azul. El establecimiento mierenses se confirma así como uno de los referentes gastronómicos de la región.

La Real Cofradía Platos de Oro-Radio Turismo entregó ayer sus distinciones anuales en el Ayuntamiento de Mieres, concretamente en el salón de Plenos. "La sala más importante que hay en un municipio", remarcó Carlos Guardado, comendador en Asturias de la entidad organizadora, que cada año selecciona a los mejores restaurantes de cada comunidad autónoma. Pero para salas importantes, los comedores de los tres restaurantes premiados. Cada uno de los tres galardonados contó con un glosador. La historiadora María José Sanz Fuentes habló con cariño de Luis Bolado, propietario de El Llagarón. "Aprendió el oficio de niño, desde abajo, barriendo serrín, pero terminó echando la sidra como nadie". Bolado abrió su establecimiento en 1996: "Es un lugar en el que se come bien y se ofrece un servicio honesto, nadie sale defraudado", apuntó Sanz Fuentes. "Estoy muy agradecido por este premio, que se lo quiero dedicar a todo Candás", señaló Bolado.

La periodista Leticia Álvarez asumió la tarea de justificar el premio otorgado a El Duque, encargo que le resultó sencillo. Destacó que el complejo gijonés ha sido el lugar escogido por centenares de parejas asturianas para celebrar el banquete de su boda: "El amor que ponen puede ser uno de los grandes secretos de su éxito". Los hermanos María y Pedro Baldó recogieron el galardón con un punto de emoción: "Es una gran orgullo poder tener este premio en nuestra manos", señaló ella.

Amanda Álvarez Pico, presidenta del Club de Guisanderas de Asturias, repasó la historia de El Cenador del Azul desde que, en 1968, los padres de su actual propietario, José Luis Mondelo, asumieron la gestión de un modesto bar situado en la entrada de Mieres. Ahora, ya en la calle Aller, es una símbolo de la buena comida de las Cuencas. "Quiero agradecer a mis padres por poner el tren sobre los carriles y a mis tíos por ayudarme a sacar el carné de maquinista", indicó Mondelo, que ha convertido a El Azul en una locomotora de la hostelería local.