Ijouak es un pequeña aldea de insignificantes casas de adobe rojizo situada en uno de los polvorientos valles de la cordillera del Atlas. Este asentamiento está habitado por una tribu bererebe que vive del pastoreo y de los pocos frutos que arranca del terco suelo. Rodeado de inmensas montañas donde hasta la nieve parece tierra, el pueblo está a 1.200 metros de altitud y el colegio más próximo se encuentra a unos diez kilómetros de distancia, ladera abajo. Ese es el trayecto que tienen que recorrer los niños de Ijouak cada día para acudir a clase. Lo hacen a buen paso, incluso a veces corriendo, pero lo habitual es que echen una hora en la ida y otra en la vuelta. El mes que viene un grupo de ellos podrá acortar el viaje. Los alumnos del módulo de "Conducción de Actividades Físicas en el medio natural" del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Santa Cristina de Lena se desplazarán el próximo 3 de mayo a Marruecos para llevar a estos niños doce bicicletas.

Siete alumnos de instituto lenense participan en esta iniciativa solidaria. "Estamos muy ilusionados y con muchas ganas de estar allí para vivir esta experiencia", apunta Cristian Martínez, integrante del grupo. Al frente de la expedición estará el profesor Pablo Yagüe, que destaca lo involucrados que están los estudiantes: "Ellos mismos se pagan sus billetes de avión, ya que el centro únicamente puede correr con los gatos del traslado del material". Se llevarán al Atlás una docena de bicicletas y 80 kilos de material escolar y ropa. "Nos hubiera gustado poder llevar más, pero se salía de presupuesto, ya que el transporte de cada bicicleta hasta Marruecos nos cuesta 60 euros", lamenta Yagüe.

La escasez de medios se suple con entusiasmo y compromiso: "Esta claro que no vamos a sacar de la pobreza a esos niños, pero al menos mitigaremos las fatigas que sufren algunos de ellos", apunta Yagüe. Las bicicletas permitirán a los escolares de Ijouak llegar al colegio en apenas 15 minutos. Para ellos los obsequios que llegarán desde Lena no serán vistos como juguetes, serán simplemente un medio de transporte.

Las bicicletas han sido donadas por alumnos y profesores del instituto. En el taller del módulo se han reparado, pintado y rotulado con el nombre del centro. En apenas dos semanas estarán recorriendo los polvorientos caminos del Atlas. "Las familias de Ijouak son tremendamente pobres, viven como en Europa hace un siglo y queremos aportar nuestro granito de arena", subraya Yagüe.

Saúl Bardio, Bárbara Dacosta, Andrés Álvarez, Sonia Martín, Ramón Fernández, Héctor Cosmen y Cristian Martínez aprovecharán su viaje a Marruecos para hacer travesías de treking por el Atlas. "Nos han dicho que allí ya llegan a los 40 grados, pero estamos muy ilusionados por conocer la zona y poder ayudar a estos niños", afirman. Los siete son alumnos del módulo de formación profesional "Conducción de Actividades Físicas en el medio natural". El programa ofrece formación para convertirse en guías de ciclismo, senderismo y marchas a caballos: "Decidimos llevar bicis porque los caballos son más desobedientes", apuntan con buen humor a pocos días de iniciar su aventura. Los citados estudios que se imparten en el instituto Santa Cristina tienen una gran demanda: "Ofertamos 30 plazas, pero recibimos el doble de solicitudes", destaca Pablo Yagüe. De hecho, varios de los alumnos son de fuera de la región. Es el caso de Sonia Martín. Esta madrileña tuvo que hacer la maleta y desplazarse a Lena para estudiar lo que le gustaba: "En Madrid hay sólo cuatro o cinco institutos que ofrecen este módulo y hay mucha demanda. De hecho, te piden una nota media de ocho para poder entrar", señala. Este grupo de jóvenes comparte el entusiasmo por la actividad física y su proyección como atractivo turístico. "Todos ellos son muy buenos estudiantes", subraya el profesor. Además, les adorna un naciente sentimiento solidario. De Ijouak regresarán, seguramente, aún más fortalecidos como personas.