Con la llegada del buen tiempo la senda peatonal del paseo fluvial del río Caudal se llena de peregrinos. El tramo comprendido entre Ujo y el polígono de Gonzalín es el final de la etapa del Camino de Santiago que acaba en Mieres. La presencia de caminantes con el rostro curtido por el sol y cargando con pesadas mochilas se convierte en algo habitual. El portugués Antonio Sousa avanzaba ayer sin prisa a la altura de el Pedroso, cuando se detuvo a mirar un rato el río.

"Los paisajes son fantásticos, estoy encantado", apuntó Sousa mientras disfrutaba del breve descanso, aunque lo duro ya había quedado atrás. "Ya tengo hecho todos los caminos de Santiago, lo único que me quedaba era el trayecto entre León y Oviedo". La experiencia le ha merecido la pena: "Esta ruta es un poco dura, ya que primero tienes que subir, desde La Robla, y la bajada del puerto Pajares es también exigente". Antonio Sousa es natural de la localidad portuguesa de Chaves, muy cercana a la frontera con Orense. "Este tramo del Camino está muy bien señalizado". Lo único que critica es que hay pasos un tanto peligrosos debido a que se tiene que caminar por la vieja carretera de Castilla: "La zona más problemática es la de Villallana", matiza. A este peregrino le gustaría volver, pero siempre por estas fechas o en verano: "En invierno me han dicho que todo se complica, que llueve mucho y que entra la niebla, por lo que no se puede disfrutar de estos incomparables paisajes asturianos", remarca.