Más de tres décadas de celebración de un encuentro en el que se reúnen varias generaciones de hombres nacidos en la allerana localidad de Boo. Más de medio centenar de personas revivieron ayer el encuentro de los "Fíos del pueblu de Boo" y participaron en unos actos que sirvieron para repasar la vida de cada uno durante el último año.

La iglesia parroquial de San Juan fue el punto de encuentro, donde los fíos de Boo asistieron a una misa. Tras el oficio religioso y un vermú, se trasladaron a un restaurante de la zona, donde degustaron un menú a base de entremeses, cordero y gochu a la estaca, todo ello regado con vino y licores. La sobremesa, eso sí, fue más larga, recordando anécdotas los más veteranos, que escuchaban atentos los más jóvenes. Es hacia este colectivo, los más mozos, a los que la directiva de la asociación de los Fíos de Boo espera atraer para que esta tradición no se pierda en el tiempo.

Hace 33 años que surgió la idea de un encuentro anual. Fue un primero de noviembre, tras una visita al cementerio, cuando varios compañeros de infancia y de pupitre de este pueblo pusieron sobre la mesa la posibilidad de organizar un encuentro anual. La idea no cayó en saco roto y, en apenas unos meses, medio centenar de nacidos y residentes en Boo asistían a la celebración. Lo hacían desde Asturias, como no, pero también desde Madrid, Barcelona o Valencia. El escenario de aquella primera reunión también fue especial, ya que tuvo lugar en Casa Marcelo, un restaurante nacido de la rehabilitación del cine Peñalba, donde muchos de los asistentes habían visto sus primeras películas.

La primera directiva surgió bajo la presidencia de Enrique Lobo, que hoy, treinta años después, aún ostenta. A su lado, Ánxel Álvarez Llano, como secretario, es el que se encarga de mantener el contacto telefónico con todos los asociados, que ayer disfrutaron de su fiesta.