La situación económica también preocupa, aunque en los últimos meses notan "más alegría" entre los consumidores. La que sabe de emprender con casi todo en contra es Lorena Veiga, que puso en marcha su empresa en plena recesión. Aprendió muchas lecciones y, ayer, regaló unos consejos. El principal, que "no hace falta una gran inversión. Hay que empezar muy poco a poco, con una inversión de menos de 20.000 euros vale".

Y formarse. Los productores de las Cuencas consideran que aprender un oficio y estudiar bien el sector asegura un comienzo con buen pie para aguantar la carrera del emprendedor. Es mejor si las clases son regladas porque, según Veiga, "nos hemos encontrado con gente que llega a hacer prácticas desde un curso y no tienen las cosas claras". "Si alguien está pensando en completar su aprendizaje, recomendaría la Formación Profesional. Es más completa y ayuda a aclarar las ideas", añadió.

Es más importante ponerle ganas que presupuesto. Otra afirmación que repitieron todos los participantes en el encuentro. Luisa Fernández destacó que "cuando empezamos, contábamos con productores que estaban empezando también. Jóvenes que tenían un mínimo de doscientas colmenas". Ahora echan en falta ese emprendimiento que encontraron en el inicio, hace algo más de una década. Según la productora de "Olaya Miel", "la juventud no está tan implicada como debería".

Tener un inicio ilusionante y modesto, como el que tuvo Marigel Álvarez. Abrió su quesería en un local, porque quería poner en valor el casín y conciliar su trabajo con la vida familiar. Una vecina hostelera, Manuela "la de El Cruce", la animó cuando vio las instalaciones ya acondicionadas: "Bueno Marigel, hija, si no te sale tienes un apartamento muy guapín aquí". Pero salió. La quesería sigue en marcha, veintisiete años después: "Si entonces me hubieran dicho hasta dónde iba a llegar el queso casín, no lo hubiera creído".