La asociación "Historias de los Lunes", autoras del libro "Ujo en blanco y negro, contado por mujeres" se siente hoy huérfana tras la despedida de María del Rosario García Cabo "Charo". El libro no sólo abordó la geografía e historia del pueblo, sino que trasmitió el conocimiento de las vidas de mujeres que trabajaron por y para el pueblo. Su aceptación nos animó a recopilar las fotografías y realizar la exposición, y el libro de "Próximo Parada Ujo", en ellos Charo colaboró activamente y con una profunda ilusión.

La ilusión con que impulsó el proyecto y la dedicación total con sus ideas y con sus conocimientos de informática fueron de tal magnitud, que sin ellas no hubiera sido posible seguir adelante y tomar la fuerza que tuvo, al menos el resultado habría sido diferente.

Recordando su llegada al grupo, cargada de vida, nos dijo: vengo de oyente, porque me gusta la historia. Y se convirtió en la más activa. Ella entendió el mensaje y se puso a trabajar. Se hizo eco de la vida de tantas mujeres trabajadoras. Hoy debemos agradecerle su impulso en este conocimiento de la vida de mujeres anónimas que fueron el fundamento de lo que somos, mujeres silenciadas, nunca ignoradas.

Charo se convirtió poco a poco en esencia del proyecto, cuando nos preocupaba la recogida de fotos, porque podían perderse, ella tenía solución: se escanea y se devuelven y entonces casi no sabíamos lo que era un escáner. Cuando había que preparar una entrevista, no os preocupéis, conozco su entorno, hablo yo y la preparamos. Cuando había que leer o escribir, se ponía en marcha, era toda velocidad. Vivía deprisa, aprovechando los minutos y segundos , no sé sí consciente de que su tiempo era corto.

La dedicación y entrega que mantuvo siempre con los suyos la manifestó en el grupo, siempre estaba dispuesta a colaborar, llevar el coche o lo que hiciera falta. Creo que todas debemos agradecerle su entrega y estímulo que aportó al grupo. Nos enseñó que hay que seguir trabajando y que los pequeños esfuerzos son importantes si se añade la constancia y ella nunca paró. Por eso en su despedida debemos entender que se va un modelo a seguir, porque fue una gran trabajadora.

Compartía su dedicación con su trabajo el Instituto de Pola de Lena, donde como profesora de Educación Física, se dedicó a la noble tarea de educar a las jóvenes generaciones. Es mucho el alumnado que hoy recuerda los cursos de iniciación al esquí de Pajares y que aprendieron y siguieron esquiando por la afición que les inculcó.

Sólo nos queda ayudar a serenar el dolor de Ángel, sus hijas, nietos, hermanos y de toda su extensa familia. Recordarles la fortuna que tuvieron con ella, por compartir su vida con su dedicación y que seguirá presente nuestro recuerdo, mientras vivamos.