El primer equipo de voluntarios de la ONG Brazos Abiertos-Human Rescue Asturias que viajó a las islas griegas de Lesbos y Chios para ayudar a los refugiados regresó, tras quince días de trabajo y después de constatar el "caos y poco interés que existe para garantizar los servicios mínimos a personas que escapan del pánico". Así lo aseguró el bombero Aaron Igelmo, que junto con Carlos Costales, Jaume Nogal y Francisco Sánchez, que comparten también profesión, y César Bonera, oficial de Salvamento Marítimo, cubrieron el primer turno que el colectivo ha programado para desarrollar un proyecto de ayuda humanitaria en el país heleno. Tres de ellos explicaron ayer, en la casa de cultura de La Felguera, cuál fue su labor y la situación que se encontraron.

Su trabajo consistió en ayudar a que los refugiados que se habían embarcado rumbo a Grecia llegasen en perfectas condiciones a las islas pero también colaboraron en tierra. Los botes transportan a "cincuenta o sesenta personas y un 40% aproximadamente eran niños", señalaron Carlos Costales, Jaume Nogal y Aaron Igelmo. En Chios llegaban al puerto "y no había nadie que los atendiese, estaban desorientados", indicaron los voluntarios. De allí a un campo de refugiados, donde tienen que pasar un plazo de unos 25 días tras inscribirse como demandantes de asilo. Los mismo ocurre en Lesbos.

En alguno de estos recintos se juntan 4.500 personas y "los últimos que se ponen a la fila para comer tienen que esperar tres horas", señaló Jaume Nogal. "Nadie quiere estar allí. Tienen sus profesiones y no desean vivir de la caridad de nadie, sólo trabajar", añadió. "Queríamos aportar nuestro grano de arena y una vez allí es imposible que no te empapes del ambiente", destacó Carlos Costales. Los voluntarios pusieron especial énfasis en la situación de muchos niños que cruzan solos, sin sus familias, porque no tienen dinero para pagar el dinero que piden las mafias para embarcarse todos.

"Es necesario ayudar", recalcaron. Actualmente, tras el acuerdo de la UE con Turquía, llegan menos botes que en meses anteriores porque hay "más vigilancia" pero la situación puede cambiar "en un corto periodo de tiempo y volver las llegadas masivas", aseguró Óscar Menéndez, presidente de la ONG. Y ante ese "modo de cruzar precario y peligroso hay que actuar", aseveró. Un segundo equipo ya está actuando en la zona y seguirán realizando relevos. "La aportación del Ayuntamiento de Gijón, de 100.000 euros, ha sido un balón de oxígeno y nos permitirá actuar cuatro meses", indicó Óscar Menéndez, que destacó que es necesario continuar allí hasta que la UE tome medidas. La ONG ha logrado colaboración también de varios ayuntamientos, entre ellos el de Langreo.

"Queremos volver otra vez y continuar con la labor", señalaron los voluntarios del primer equipo que viajó a Grecia. Han pasado unos días desde su regreso de Lesbos y Chios donde entraron en contacto con un egipcio que se hizo con un terreno donde entierra los cadáveres que llegan a la costa o un músico canadiense que se trasladó a Lesbos y que toca tras las vallas de un campo de refugiados.