"Un paisaje cultural es el resultado de la interacción en el tiempo de las personas y el medio natural, y su expresión es un territorio percibido y valorado por sus cualidades culturales, que hay que poner en valor como herencia y conservador de tradiciones". Así lo aseguró el historiador Luis Benito García al inicio de la mesa redonda que con el título "Paisajes culturales en la obra de Palacio Valdés" se celebró en el Centro de Interpretación de Entralgo. La actividad fue organizada por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Laviana con motivo del Día Internacional de los Museos y contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. En la misma, participaron además de Luis Benito García, las también historiadoras Nerea Martínez Barcia y Rosa Álvarez Campal, el escritor Francisco Trinidad y el filólogo Ánxel Álvarez.

Nerea Martínez es la autora del trabajo "Introducción a los paisajes literarios en la obra de Armando Palacio Valdés". Tal y como expresó, "Palacio Valdés escribió verdaderas fotos fijas de la realidad de su época y en todas ellas el paisaje adquiere protagonismo propio". Martínez también subrayó que "en muchas de sus obras, reflejó el mundo campesino y ganadero, siempre de modo muy idealizado ya que se enfrenta a la incidencia de la industrialización".

Francisco Trinidad explicó que "Palacio Valdés fue único a la hora de dibujar los ríos, las montañas y las fuentes en sus novelas, y plasmó con la misma exquisitez los paisajes de las diez novelas ambientadas en Asturias y los de las ciudades donde transcurren otros de sus libros". Para Trinidad, es indiscutible que el autor "describe desde dentro y hace partícipe al lector de las percepciones que sus personajes tienen del paisaje y sobre todo, deja claro los sentimientos contradictorios que le producen el paisaje idílico de la aldea, en contraposición con el humo áspero y negro de la minería". Según Rosa Álvarez, "es imposible estudiar y entender la historia de Laviana sin la lectura previa de las obras de Palacio Valdés, ya que hace descripciones tan detalladas y exquisitas que algunos críticos han llegado a decir que escribía con ojos de cirujano".

Álvarez refirió cómo llegó a documentar históricamente el episodio de "La aldea perdida" en el que el escritor habla de la romería del Carmen de Entralgo y fija la presencia de una vaca (génesis de la "xata la rifa") a la cabeza de la procesión. "Podría parecer que el escritor está haciendo folklore" insistió la historiadora, "pero pude comprobar que en los apuntes de la Cofradía del Carmen se hace referencia a una vaca que fue entregada por uno de los cofrades en el año 1902, y hay una carta del escritor a su familia que acredita que pasó el verano de ese mismo año en Entralgo, con lo cual, podemos estar casi seguros de que realmente, la procesión, con su vaca al frente, transcurrió tal y como se narra en el libro".

Sobre la toponimia y la importancia del lenguaje en la obra y los paisajes de Palacio Valdés habló Ánxel Álvarez. El poeta y filólogo invocó la necesidad de "recurrir a la cultura inmaterial para explicar los paisajes no geográficos" y habló de la escasa utilización de la lengua asturiana por parte del escritor lavianés, cuestión que achacó "a la intención del escritor de dar salida a su obra para que pudiese ser conocida y leída en toda España".