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Sextaferias contra la crisis

Los trabajos en común proliferan en la zona rural de la comarca ante la falta de recursos públicos para acometer obras

Fechaladrona es un pequeño núcleo de la zona rural de Laviana. Tiene una ermita dedicada a Santiago, edificaciones típicas de la arquitectura tradicional asturiana y una reducida comunidad de vecinos, apenas unos cuarenta, dispuestos a dejarse hasta la última gota de sudor por su pueblo. Lo hicieron, en 2012, para renovar la red de suministro de agua, repitieron algunos meses después para construir varios muros de contención y han vuelto a hacerlo ahora para remodelar el antiguo lavadero. La fórmula elegida siempre es la misma, una sextaferia en la que el Ayuntamiento aporta los materiales y los vecinos ponen la mano de obra. Se trata de un sistema que, en tiempos de crisis, se ha convertido en la única salida de muchos núcleos rurales de la comarca para ejecutar obras de mejora que, de otra forma, serían inasumibles.

"Ahora mismo, con la crisis económica que estamos padeciendo, los recursos son limitados y las sextaferias son una opción de que puedan salir adelante determinadas obras", explica Julio García, vicealcalde de Laviana: "En el caso del lavadero de Fechaladrona, el Ayuntamiento ha aportado materiales por valor de unos 5.500 euros y los vecinos han puesto el trabajo; de otra forma el coste del proyecto habría sobrepasado los 30.000 euros fácilmente". Para el edil lavianés, no sólo se trata de una cuestión económica. "Es importante que los vecinos se sientan partícipes y se impliquen con la mejora del pueblo en donde viven; nosotros estamos encantados con su colaboración, no sólo en Fechaladrona".

El método de la sextaferia se ha empleado en Laviana para desarrollar mejoras en otros núcleos como Boroñes, La Bárgana, Tiraña y Soto de Lorío.

La última obra realizada en Fechaladrona ha durado un mes y ha consistido en la remodelación del antiguo lavadero, de principios del siglo pasado, y en la adecuación del camino que va desde el pueblo hasta la pila. Gerardo Pérez es uno de los vecinos que ha participado en la sextaferia y uno de los encargados de coordinar los trabajos. "La cosa ahora está muy mal y no hay dinero para obras ni para obreros; lo que nosotros intentamos es echar un cable para hacer cosas para el pueblo, con los materiales que nos proporciona el Ayuntamiento", esgrime Pérez. Y añade: "Colaboran los vecinos y gente que vive en la Pola y tiene casa, huertas o ganado aquí. La mayor parte son jubilados o prejubilados".

El próximo reto es rehabilitar las antiguas escuelas para hacer un centro social y cultural. Si el Ayuntamiento quiere, los vecinos están dispuestos.

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