El ciclo de conferencias "Patrimonio y sostenibilidad: un reto para el siglo XXI" nace con el objetivo de "ofrecer una visión innovadora acerca de cómo afrontar la protección del patrimonio de modo responsable, intentando recuperar para usos nuevos los viejos contenedores y sin obviar los efectos tanto beneficiosos como perversos del aprovechamiento turístico de los recursos". Así lo expresó Aladino Fernández, el coordinador del programa que se desarrollará en las instalaciones de la Casa de la Buelga de Ciaño. El encuentro está organizad por la Universidad de Oviedo y la Asociación "Cauce del Nalón", y cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Langreo y el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

La charla inaugural, "Patrimonio, turismo y resiliencia", corrió a cargo de Carmen Adams, doctora en Historia del Arte y profesora en distintas facultades de la Universidad de Oviedo. Miguel Ángel Martínez, miembro de la asociación organizadora, fue el encargado de presentar a la ponente. Destacó su dilatada trayectoria profesional y, especialmente, "el modo del que trabaja las relaciones culturales entre España y América".

"Las construcciones turísticas han de ser responsables, respetar el medio ambiente, conservar el patrimonio y, a ser posible, innovar en su entorno", afirmó la historiadora. Según añadió, "el turismo tiene dos caras bien diferenciadas". Por una parte, explicó, "proporciona importantes ventajas socioeconómicas y culturales", pero en la cruz de la moneda, "puede llevar implícita la degradación del medio ambiente y la pérdida de la identidad local, además de la destrucción de recursos naturales".

La resiliencia no es otra cosa que la capacidad de adaptación a los cambios. "Consiste en saber evolucionar, usando el pasado como fuente de inspiración, sustituyendo la ostentación por la eficiencia y teniendo presente la ecología como marca de calidad", enfatizó Carmen Adams. Una muestra de esa facultad para amoldarse a los cambios puede encontrarse en "los hoteles de la sal", en Bolivia: establecimientos que recuperan la tradición ancestral de construir con bloques de sal. Ya en Asturias, La Rectoral de Taramundi porque es "una idea que fue tan maravillosa en su momento que nadie se ha atrevido a cambiarla hasta ahora".

La conferenciante también plasmó el auge de "la arquitectura del turismo", o lo que es lo mismo, "que el hotel ya no se plantee como el lugar donde descansamos sino como una experiencia y un destino por sí mismo". Del mismo modo, hizo alusión a la "parquetematización" de muchos enclaves que "han perdido su verdadera esencia y naturaleza para ser algo similar a Disneylandia". Como ejemplos: Santillana del Mar, La Alberca o Mijas. Todos son pueblos que paisajísticamente, en ocasiones, llegan a parecer de cartón piedra y donde "hay un restaurante en cada soportal y tiendas que solo venden souvenirs y productos típicos, estando toda su actividad dirigida única y exclusivamente al turismo".

Según Adams, "en Asturias estamos viviendo una tendencia imparable hacia el neorregionalismo, con muchos establecimientos que confunden la sostenibilidad y la fusión con el paisaje con el hecho de tener un hórreo en sus instalaciones", si bien dejó claro que "hay otros que sí se han preocupado por mantener, conservar y recuperar el patrimonio, como el Hotel Quinta Duro en Gijón". "Es un hotel que conserva intacto el mobiliario y la esencia de la que fuera la finca de verano de la familia fundadora de Duro Felguera", aseguró.