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Los padres de la pelea de las comuniones de Ujo asumen el "bochorno" del incidente

El progenitor afirma que intentó evitar un enfrentamiento llamando a la Guardia Civil y la madre le reprocha que no la dejara entrar en la iglesia

"Siento haber arruinado la comunión a tantos niños, pero no tuve la culpa de lo que sucedió e intenté evitar que hubiera algún tipo de incidente". C.G.S. es el padre del pequeño de 7 años que el pasado domingo, junto a otros 17 niños que hicieron la Primera Comunión en la iglesia de Ujo, vio como su progenitor se enfrascaba en una pelea con la actual pareja de la madre. "Yo mismo llamé dos horas antes a la Guardia Civil para informarles de que iba a asistir a la misa y que podía haber un altercado". Y es que la madre tiene una orden de alejamiento que le impide acercarse a su exmarido. Ésta también reconoció ayer sentirse "dolida y avergonzada" por lo sucedido, pero su versión nada tiene que ver con la de su exmarido: "Él intentó impedir que el niño hiciera la Primera Comunión y luego su única preocupación fue intentar que yo no entrara a la iglesia", apunta L. C. M.

La celebración de las comuniones de este año tardará mucho tiempo en olvidarse en Ujo. La pelea entre el padre de uno de los niños y la actual pareja de la madre, con ambos revolcándose por el suelo de la iglesia y teniendo que ser separados por la Guardia Civil entre llantos y gritos de los pequeños, resultó un espectáculo "bochornoso". Es algo que hasta las familias implicadas reconocen y lamentan. En eso, en el arrepentimiento sincero, hay consenso. Otra cosa muy distinta son las versiones de lo que sucedió. Ambas partes se echan la culpa.

El padre sostiene que la madre, como ya había hecho con el bautizo del niño, intentó ocultarle que el pequeño haría este domingo la comunión. "Eso es totalmente incierto. Me llegó a mandar una nota hace semanas advirtiéndome de que estaría en la misa y, antes, me envió otro escrito oponiéndose totalmente a que nuestro hijo recibiera formación religiosa de ningún tipo", argumentó ayer la madre, al tiempo que puso a disposición de LA NUEVA ESPAÑA ambas cartas. Así las cosas, el domingo C.G.S. llegó a Ujo dos horas antes de la celebración de la ceremonia y entró en la iglesia: "Avisé a la Guardia Civil para que no hubiera problemas y la madre no pudiera entrar", reconoce.

"Me tuve que quedar fuera, llorando en un banco tras haberme encargado de todo porque él no quiso saber nada, pero lo hice por mi hijo, aunque el niño incluso se ofreció a volver a casa con nosotros", explicó ayer la madre. L. C. M. reconoce que legalmente su exmarido puede tener razón, pero le reprocha su comportamiento moral. "Si no quiso saber nada de la Primera Comunión de su hijo lo que tenía que haber hecho era sentarse en la iglesia sin llamar la atención y dejar que ambos disfrutásemos del día".

La pelea comenzó al término de la ceremonia, cuando llegó el momento de hacer las fotos: "La pareja de mi exmujer estaba sentado detrás y de repente se presentó delante, empezando a insultarnos a mí y a mi familia. A continuación se abalanzó sobre mí y caímos al suelo", recuerda el padre. A la madre su familia y amigos le han contado otra versión, ya que no pudo ver lo que sucedió al estar fuera de la iglesia: "Fue mi exmarido el que comenzó a insultar a mi pareja y el que se tiró contra él, de hecho, cuando llegó la Guardia Civil ya estaba intentando salir de la iglesia, cuando volvió de nuevo a ser atacado", sostiene L. C. M.. La madre estaba ayer muy preocupada por el sufrimiento causado a su hijo y la angustia a la que sometieron al resto de familias.

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