Hunosa, como una conocida marca de cervezas, piensa en verde. El declive de la actividad minera, cuyo cierre ha fijado Europa para el 31 de diciembre de 2018, ha obligado a la hullera estatal a reinventarse y buscar nuevos campos de negocio sobre los que mantener actividad y plantilla. Y la biomasa y el aprovechamiento forestal -además de otras tecnologías como la geotermia- se han convertido en uno de los pilares de la nueva Hunosa, sin olvidar la parte museística y de recuperación del patrimonio.

La compañía presidida por María Teresa Mallada tiene en Figaredo uno de los exponentes de esos proyectos de reforestación y recuperación ambiental de las antiguas explotaciones. Con más de 18 hectáreas, el pozo Figaredo conjuga el aprovechamiento de los estériles para ahorrar costes en la central térmica de La Pereda con los proyectos de plantación de árboles, de los que posteriormente se obtendrá madera para las calderas de biomasa.

Tras agotar las reservas de estériles de las escombreras de Reicastro -donde se ha urbanizado un polígono que aún está sin uso- y de Villallana, la empresa pública inició el proyecto de Figaredo en 2014. La explotación se divide en tres sectores (2, 3 y 4), y en cada uno, a día de hoy, se realiza una actividad distinta. Trabajos que ejecutan nueve operarios que hace no mucho tiempo trabajaban bajo tierra. Ahora, parafraseando al jefe de la explotación, "son mineros de otra manera".

El gran ejemplo de la restauración que Hunosa pretende acometer en más explotaciones es el sector 2 del pozo mierense. En esa zona, Hunosa ya ha terminado de sacar todos los estériles que fueron quemados en la central térmica de La Pereda. Una vez realizados esos trabajos, reordenó los terrenos, dejando taludes de unos 10 metros, y extendiendo la tierra. La siguiente fase es la de reforestación, que se acometerá en septiembre. Sin embargo, sólo con haber extendido tierra, en la escombrera ya están brotando las primeras hierbas. Tras el verano, Hunosa comenzará la plantación de árboles en los terrenos que reforzará con hidrosiembra. Las especies que se plantarán serán arce, abedul y fresno, aunque la hullera trabaja junto a la Universidad de Oviedo en el estudio de cuáles son los mejores cultivos, por lo que se podrían incluir nuevas especies.

El sector tres del pozo Figaredo también tendrá este destino, aunque deberá esperar todavía un tiempo para llenarse de árboles. Actualmente se utiliza para almacenar los rechazos de los estériles que proceden del sector cuatro. Una vez que se rellene la zona se procederá a su restauración, que incluirá, al igual que en el sector dos, la reforestación.

El sector cuatro, que es del que ahora se sacan los estériles que se queman en La Pereda, aún tiene mucho tajo, por lo que su recuperación se prevé a más largo plazo. De hecho, Hunosa está realizando sondeos sobre el terreno para explorar la posibilidad de hacer una nueva tala y seguir sacando estériles de la zona.

Del pozo Figaredo no sólo ha salido combustible para la térmica mierense, sino que también se han hecho ya talas de masa forestal, que está acumulada a la espera de ser trasladada al centro de tratamiento de la madera que Hunosa construye en Lieres (Siero). Allí, se secará para potenciar su poder calorífico y se preparará para ser utilizada como combustible en las calderas de biomasa. Unas calefacciones que la propia Hunosa se encarga de instalar a través de Hunaser, una empresa fundada junto a Urbaser, y que presta servicios energéticos. Según los responsables de Hunosa, en este momento, la hullera pública ha instalado en torno a un centenar de calderas de biomasa, que pretende abastecer con su madera, cerrando así el círculo del negocio.

El de la biomasa y la madera es uno de los negocios sobre los que Hunosa espera obtener mayor rendimiento. La hullera maneja un estudio por el cual si aprovechase las 3.000 hectáreas de terrenos forestales lograría un beneficio de 19 millones en cada tala que realizase. Talas que requieren de un espaciado de tiempo de cuatro años para dejar crecer las especies plantadas. Por el momento, en el pozo mierense ya hay los primeros brotes. Figaredo es ya el pozo más verde de Hunosa.