La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Historiador

El infatigable Aquilino Moral

Un hombre de larga trayectoria que fue el encargado de pilotar el fallido frente común entre la CNT y UGT durante la década de los sesenta

El infatigable Aquilino Moral

A pesar del tiempo transcurrido desde su muerte, Aquilino Moral sigue en el recuerdo como paradigma del revolucionario que supo mantener su idea sin importarle los cambios de escenario histórico que se sucedieron en la España del siglo XX. A buen seguro que de seguir viviendo aún andaría luchando por la emancipación de la clase obrera y se cuestionaría las extrañas mudanzas que nos trae este milenio.

Había nacido en 1893 siendo el quinto hijo del matrimonio formado por un trabajador de Duro-Felguera llegado a la cuenca del Nalón desde Aramil y su primera mujer, una vecina de Lada, de la que enviudó pronto; aunque el hombre volvió a casarse otras dos veces, dándole dos hermanas más de su última esposa. Como muchos niños de su época, empezó a trabajar antes de la adolescencia: a los 10 años ya rebuscaba carbón en las escombreras, a los 12 era pinche de albañil y a los 15 entró de la mano de su padre en la gran fábrica siderúrgica del valle, donde no tardó en contactar con los obreros que se reunían en la mítica Sociedad "La Justicia".

Desde muy pronto sus simpatías se decantaron por el anarcosindicalismo y no tardó en participar en las movilizaciones de la zona, lo que le llevó, tras la derrota de los trabajadores en la huelga de 1912, a idear un nombre falso para evitar las represalias y poder trabajar en la mina. Fueron 7 años en los que no dejó de compaginar la acción sindical con la divulgación teórica.

Aquilino se convirtió en un incansable colaborador de prensa obrera, sobre todo en el órgano del POUM La Batalla, firmando desde su fundación en 1922 con el seudónimo de "Mario Guzmán", pero también en Tribuna Socialista, La Batalla Sindicalista o Acción Libertaria, de la CNT, sin olvidarse de colaboraciones más domésticas en el diario regional La Voz de Asturias o los portfolios de Fiestas de San Pedro de La Felguera.

Curiosamente, él contó en sus memorias como la primera nota que publicó en un periódico fue una aclaración para contradecir la acusación de Wenceslao Carrillo -el padre de Santiago- quien lo había acusado de darle una patada tras un mitin socialista que se había cerrado en La Felguera con incidentes provocados por los libertarios.

Aquellas líneas fueron para El Comercio, pero enseguida escribió más seriamente en la revista Tierra y Libertad, una publicación emblemática en el anarquismo ibérico a lo largo de sus diferentes épocas. En aquel momento se editaba en Barcelona y firmó cuatro artículos con el seudónimo de "Teócrito" junto a los teóricos más destacados del momento: "Insistiendo desde Sama por la lucha social", "¡Preparémonos! Contra una posible intervención española en la guerra", "Definiendo la revolución ácrata" y "Crónicas tristes. Sobre la triste situación social". Siguiendo esta línea, en 1920 administró en La Felguera el periódico El comunista, que editó 4 números.

A lo largo de su vida, en cuyos detalles no podemos extendernos, Aquilino Moral asistió a las fundaciones del Bloque Obrero y Campesino en Asturias, del Sindicato Único de Mineros y del POUM; sufrió detenciones y cárceles siendo protagonista de momentos históricos como la huelga de 1917, el Congreso Nacional de la CNT en 1919 -donde conoció a Maurín y a Nin-, la revolución de 1934 y la guerra civil; más tarde también participó en las huelgas mineras de 1962, el pleno clandestino de la CNT en 1965 y la organización de FUSOA y CRAS.

Hoy quiero traerles aquí uno de los últimos capítulos de su dilatada militancia, vivido en los últimos años del franquismo cuando le tocó jugar su papel como representante de la CNT regional en el intento de forjar una frente común entre esta organización y UGT.

El proyecto había nacido en febrero de1960 con la constitución en Toulouse de un comité para coordinar la denominada Alianza Sindical Española formada por los dos sindicatos más la Solidaridad de Trabajadores Vascos y se consolidó unos meses más tarde en Toulouse. Luego se sumaron las organizaciones inspiradas por la Iglesia progresista, como Solidaridad de Obreros Cristianos de Cataluña y la USO a nivel nacional.

La Alianza nunca llegó a cuajar, fue perdiendo interés y en febrero de 1965 solo funcionaban los comités de Euskadi y Asturias. Se ha escrito que al año siguiente ya había desaparecido por completo, pero en la correspondencia mantenida entre "Manolé" Grossi y José Barreiro, a la que ya hemos referencia en otra ocasión, queda patente que los intentos se mantuvieron, por lo menos en nuestra región, hasta 1970 y que Aquilino Moral fue de los últimos sindicalistas empeñados en buscar aquella confluencia.

En las cartas que ambos intercambiaron aquel año encontramos la información que nos interesa. Grossi, militante del POUM y exiliado en el sur de Francia, mantuvo desde 1934 hasta su último aliento su obsesión por la unidad obrera y se encontraba en aquel momento en un proceso de aproximación a UGT, teniendo a Barreiro como mediador, por eso le manifestaba en septiembre de 1970 sus dudas sobre la posibilidad del acuerdo con los anarcosindicalistas: "Para librarnos de "les pedraes", de los otros, nos hemos liado en una alianza de forma pero sin fondo de ninguna clase, ya que ni nosotros nos fiamos de la CNT ni la CNT se fía de nosotros".

Y José Barreiro le explicaba la situación : "La Alianza Sindical es un fantasma, no porque nuestros compañeros no hayan hecho cuanto pudieron para animarla, sino porque la CNT se limita a cuatro viejos militantes sin masa detrás de ellos y ellos mismos sin resortes bien templados. Están sin embargo en el Comité de solidaridad CRAS -según todos los testimonios que yo he recogido es de inspiración poumista, si quiera no creo que ortodoxa. Forma parte del Comité de Solidaridad USO. Es de extracción cristiana, apoyado por los curas jóvenes. Pertenece también al Comité de Solidaridad. Los nuestros están también en ese organismo y son uno de los principales motores del mismo. CRAS es un grupo dinámico, pero su acción se reduce a Gijón y parece que con algo en Oviedo. Las cuencas mineras están influenciadas, como puedes suponer, por los nuestros".

El 8 de octubre Barreiro aclaraba aún más su opinión: "La CNT no tiene nada en España. Los compañeros de Asturias saben a qué atenerse con respecto a la CNT, además uno de los cenetistas que está en contacto con los nuestros es trotskista, los demás brillan por su ausencia".

"Manolé" respondía diez días después: "Ese de la CNT-trotskista que marcha unido con los socialistas, bien podría ser un tal Aquilino Moral, de Sama o de La Felguera -no recuerdo en este momento su dirección-, que suele estar en contacto con los del POUM de París y que suele enviar algún escrito informativo a La Batalla. Es un hombre muy entrado en edad. Al rehacerse el Sindicato Único de Mineros, en 1931, actuaba junto con Benjamín Escobar, Críspulo Gutiérrez y José Prieto, de Mieres; Iglesias de Sama, algunos otros y el que suscribe. Este Aquilino Moral era el tesorero. En fin el caso no guarda importancia y es solo una aclaración".

Y antes de fin de mes, Barreiro confirmaba la suposición de su amigo: "En efecto, se trata de Aquilino Moral, de La Felguera y no de Sama. Así que lo de la Alianza e s más bien con este que con CNT y el nombre de Alianza es demasiado grande para tan poca cosa".

"Manolé" Grossi no mentía al decir que Aquilino Moral ya era un hombre mayor. También lo era él, pero ambos pudieron ver la muerte de Franco y vivieron sus últimos años convertidos en referentes indispensables para profesores e historiadores del movimiento obrero sin perder su activismo: el primero se incorporó activamente a un pequeño partido trotskista, el POSI, y el segundo pudo presidir en 1976 el primer mitin de la CNT de la transición asturiana, asistiendo a un breve renacimiento del sindicato.

Aquilino Moral falleció a los 85 años y su féretro, acompañado por una multitud, fue llevado a hombros desde su casa hasta el cementerio de Pando. Eran hombres hechos de otra pasta.

Compartir el artículo

stats