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Baños sin miedo en Riaño

Las piscinas langreanas pasan página tras la agresión a un socorrista y aprovechan el sol para acoger el mayor número de bañistas del verano

Los bañistas Ángela López y Julio López. FERNANDO RODRÍGUEZ

Aguas calmadas por fin en las piscinas de Riaño. Todo ha vuelto a la normalidad, después de que hace unas semanas uno de los socorristas fuese agredido por dos hombres, a los que avisó de no cumplir las normas de baño. Tras unas jornadas iniciales de cierto temor a nuevos incidentes, los bañistas han recuperado las ganas de un chapuzón y acompañados por el buen tiempo de ayer, poblaron las instalaciones. Según el actual socorrista, Stefano González, fue "el día con mayor afluencia desde la agresión" y aseguró que "ya todo funciona como si nada hubiera pasado".

Los usuarios parecen haber hecho borrón y cuenta nueva después de lo sucedido, y también los niños disfrutan sin ningún tipo de problemas tanto dentro como fuera del agua. La frase más escuchada es que "aquello fue un caso aislado", que "sucedió aquí como podría haber pasado en otro lado". Saúl Rodríguez, uno de los bañistas, apunta que "si la gente no sabe lo que ocurrió y viene ahora, lo ve todo completamente como antes". Esa opinión es la que tiene Sonia Palicio, otra usuaria habitual de las piscinas que ha visto como "la gente ahora respeta las normas con más atención. Esa es la palabra: respeto. Miedo, ninguno".

En cuanto al tema de la seguridad hay quien profundiza un poco más. Es el caso de David Sánchez, quien asegura que "ahora la Policía pasa todos los días a controlar, pero sin montar revuelo, que es lo importante". Eso sí, en las instalaciones se mantiene la teoría de que "es bueno que haya vigilancia", como esgrime Julio López. "Pero no hay que aumentar las medidas ahora que pasó este tema, sino que tiene que haber algo más de control en condiciones habitualmente. Si una patrulla va por la calle, ¿por qué no controla aquí?". Ángela López, por ejemplo, acudió ayer por primera vez en todo el verano a las piscinas. "Si no me cuentan nada, ni me entero", dice. Su sensación es que "todo funciona con cualquier otro año".

Desde el incidente, cuenta el socorrista, que "no ha ocurrido absolutamente nada fuera de la diversión". Es más, se sorprende de que "ni siquiera haya tenido que usar el botiquín nada más que para picaduras". Ni un mal movimiento, ni un accidente desafortunado, sólo baños y risas como en cualquier lugar de ocio.

González no se olvida de explicar que gran parte de la calma que ahora se vive no es más que "el resultado de un buen ejercicio de mano izquierda", y explica que "aquí nadie ha levantado las alarmas ni vendido aquello como algo que pueda poner en peligro la integridad de la gente". Para tratar con los más jóvenes y sobre todo con los niños, cuenta que "hay que tener un poco más de mano izquierda, que se diviertan. A la piscina no se viene a estar amargado".

El desafortunado acto está completamente olvidado por parte de los usuarios, que ahora solamente tienen la preocupación de rezar para que el sol aparezca y puedan disfrutar de las piscinas, dejando atrás el mal sabor de boca con el que empezó la temporada. El verano sigue en Riaño, como en todos los lados, y sobre todo avanza sin ningún temor porque se vuelva a repetir lo que todos consideran como algo "extraordinario y puntual". Nadie se baña con miedo.

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