Una de las imágenes clásicas del verano es el paso de la furgoneta de los helados por los pueblos de Asturias. A eso se dedica desde más de dos décadas la empresa de Turón Helados Herrero Ríos, más conocida popularmente como Helados Paco por su rostro más conocido, su fundador Paco Herrero. Aller, Turón, Felechosa, Lena y Riosa son algunos de los sitios por los que pasan las furgonetas al menos una vez al día, pero si hay áreas recreativas, pueden hacerlo en más de una ocasión.

Los orígenes de este negocio familiar se remontan al año 1995, cuando Herrero regresó a España tras veinte años trabajando en Francia para otro heladero. Con lo ahorrado durante ese tiempo, compró su primera furgoneta. Tres años más tarde amplió la flota de vehículos con otras dos. Para ser adaptadas a los helados, las furgonetas son llevadas a un carrocero que las acristala, le instalan las neveras y elimina los asientos para formar el pasillo por el que heladero puede desplazarse para acceder a los helados, snacks y otros productos a la venta. Posteriormente, se llevan a Industria, donde pasan una inspección para vehículos modificados. Una vez homologada, la furgoneta ya está lista para circular.

En sus inicios, los helados los proporcionaba Alacant. Nestlé y Frigo, las dos grandes marcas de helados, comenzaron a trabajar con Helados Paco en 2007. Los sabores más vendidos son los clásicos como la fresa y el chocolate y novedades recientes como el de oreo, kinder bueno y arcoiris. Las obleas las suministra la empresa Gonzalo Ríos, relacionada con familiares de la cónyuge de Paco Herrero, Inmaculada Ríos.

Las rutas duran toda la tarde y terminan tras el recuento y la realización del inventario. Helados Paco también vende en eventos como el Descenso Internacional del Sella, rallies como el Princesa de Asturias o la subida a Santo Emiliano y fiestas de prado como el Xiringüelu de Pravia o el Carmín de Pola de Siero. También están presentes en tramos de la Vuelta Ciclista a España cuando el pelotón pasa por Asturias. Para poder hacer esto hay que solicitar unos permisos de venta ambulante a los Ayuntamientos o a las asociaciones organizadoras de las fiestas o eventos.

El año de regreso de Paco Herrero a España coincidió con el nacimiento de su hijo mayor, Pachi Herrero, que a sus 21 años lleva ya un lustro trabajando en la empresa de su padre, cuando empezó a acompañar a otros empleados para ver cómo eran las rutas de venta, los productos y sus precios y el mantenimiento de la furgoneta.

Para él lo mejor de este trabajo, al que define como "una mezcla de taxista y camarero", es la felicidad de los niños cuando aparece la furgoneta y la confianza con los clientes habituales. En algunos casos ya sabe qué le van a pedir en cuanto salen por la puerta de sus casas. Y lo peor, que es un oficio que depende mucho del tiempo (hay menos clientes en un día lluvioso que uno soleado), además de problemas puntuales como averías en las neveras o el motor de las furgonetas. La clave para hacer más llevadero el esfuerzo que suponen este tipo de trabajos de verano es, según Pachi Herrero, "que te guste lo que haces".