El colegio público de Santullano, sin uso desde 2012, está totalmente desvalijado. El inmueble ha sufrido actos vandálicos y robos durante los últimos años pero, tras un último "ataque", ha quedado completamente vacío y con daños en la estructura. La asociación de vecinos de la localidad reclama a la Administración regional que remedie esta situación "de inmediato". "Es una lástima ver cómo se pierden estos edificios públicos, cuando podría dárseles un segundo uso por el bien de la comunidad", señaló el portavoz de los vecinos, Manuel García.

El cierre del colegio de Santullano fue polémico desde el principio. En 2012, Educación anunció la clausura del centro educativo, aunque cumplía con la ratio mínima para su permanencia. Entonces, para el curso 2012-2013, había ocho alumnos matriculados. El Ayuntamiento y los vecinos protestaron contra la medida, pero el Principado se mantuvo firme y explicó la situación: el cierre del colegio buscaba agrupar a los jóvenes de Santullano con el alumnado del colegio Prau Llerón. Así, contarían con transporte escolar y comedor, dos servicios encaminados a erradicar la alta tasa de ausentismo escolar que registraba la localidad. El edificio quedó vacío en el mes de septiembre.

Los vecinos dicen que, desde entonces, "ninguna Administración volvió a mirar para él". Y el resultado de esa "dejadez", añaden, está ahora a la vista de todos: las ventanas del bajo están rotas y arrancadas, dentro del inmueble sólo queda desorden y papeles esparcidos por el suelo. Hay daños en las puertas, el mobiliario que no se llevó la Consejería de Educación ha desaparecido y el antiguo patio está lleno de maleza.

Testigos de la "caída" del inmueble, los vecinos de Santullano también critican la "pasividad" de la Administración regional y también del Ayuntamiento: "Dar un nuevo uso a este inmueble no les interesa", aseguró García. La asociación de vecinos considera que el lugar, un poco apartado del núcleo urbano, es "ideal" para el acondicionamiento de una residencia para personas mayores. También valoran tomar las riendas y asumir su gestión como centro social, pero el inmueble necesita una reforma en profundidad: "Han arrancado hasta las tuberías".