La vida de los pacientes de Nefrología del área sanitaria VII, que incluye a Mieres, Aller y Lena, cambió radicalmente hace un año. Desde entonces, se terminaron los viajes a Oviedo a horas intempestivas para poder recibir sus tratamientos de diálisis. La apertura de la unidad, el 30 de septiembre de 2015, supuso una revolución y una gran mejora en la calidad de vida de los usuarios de este servicio, que atiende a 32 personas, el máximo de su capacidad.

Alfonso Pobes Martínez de Salinas es el director de la Unidad de Gestión Clínica de Nefrología en el Hospital Vital Álvarez Buylla de Mieres y en el Hospital Valle del Nalón, en Riaño, ya que ambas áreas comparten a los profesionales de este servicio. El médico señala que "ahora va a hacer un año que empezamos con la diálisis, pero la realidad es que ya en mayo del año pasado desembarcamos en el hospital como servicio de Nefrología, con las consultas externas y las hospitalizaciones". "Con eso comenzamos a avanzar algo de terreno, y en septiembre abrimos la unidad de forma escalonada hasta llegar a los 32 pacientes que es nuestra capacidad máxima", expuso el galeno.

Desde entonces, el servicio funciona al cien por cien. Cada día se dializan dieciséis pacientes en dos turnos de ocho personas, y el tratamiento es de tres días a la semana. "Es una dimensión razonable y llevadera, pero no es menos cierto que las necesidades siguen siendo muchas y no podemos prescindir de los apoyos que hay fuera", señala Pobes. Esos pacientes son dos, que a pesar de estar adscritos al área sanitaria VII, todavía tienen que tratarse en Oviedo al no tener el hospital mierense más capacidad.

La llegada de la diálisis, a juicio del doctor y de los usuarios, ha servido para mejorar la calidad de vida de los pacientes. "Había pacientes con turnos muy incómodos, a última hora de la tarde y por la noche, y además en otra ciudad -Oviedo-", señala el médico, que agrega que tener las máquinas en Mieres supone "una ganancia en calidad de vida y en tiempo. Hacen menos viajes, están menos tiempo, y se nota en que los pacientes llegan al tratamiento menos cansados y se van menos cansados". "Yo creo que hay una mayor comodidad", indica, para añadir que también los pacientes valoran "la sensación de pertenencia, es decir, que se dializan en su propio hospital".

Respecto a la maquinaria con la cuenta el servicio de hemodiálisis del Álvarez-Buylla, es de último modelo. "Los estándares de calidad son muy altos, y estos aparatos nos permiten hacer cualquier técnica", señala Alfonso Pobes, que agrega que "se percibe una muy buena tolerancia a la diálisis y los resultados clínicos a un año en principio son buenos".

Desde que se inició el servicio, el hospital de Mieres atendió a 39 pacientes distintos. Solamente siete personas han variado, dos personas trasplantadas, otra que cambio el tratamiento y cuatro pacientes fallecidos. "Son cifras normales, porque el movimiento demográfico es muy lento en la diálisis, son pacientes crónicos mayores y apenas hay cambios".

Alfonso Pobes explica también de forma sencilla en que consiste el tratamiento de hemodiálisis. "Es una técnica depurativa de la sangre que tiene que realizar la gente cuyos riñones son incapaces de hacer esa función", señala. La técnica propiamente dicha consiste, de forma básica, "en hacer pasar a través de una máquina y confrontar la sangre del paciente con el líquido de diálisis". "En esa confrontación, que se hace dentro de la máquina, la sangre se depura", abunda, para detallar que "hacia el líquido de diálisis pasa todo el material de deshecho de la sangre, lo que el riñón eliminaría de por sí". Por otro lado, del líquido de diálisis a la sangre pasan algunas cosas que faltan en el organismo porque el riñón no puede asumir esa fabricación. "En ese intercambio se fundamenta todo", resume.

Los tratamientos suelen durar entre cuatro horas y cuatro horas y media. Dentro de los avances que de comodidad del paciente que se ofrecen en Mieres es que, gracias a las máquinas de última generación, los aparatos pueden modificar la temperatura de la sangre para que haya una mejor tolerancia de diálisis o una menor sensación de frío.

La directora del Hospital Álvarez-Buylla, Pía Giménez, también hace una valoración positiva del servicio, que no había en el viejo centro de Murias y que nació con el traslado a Nuevo Santullano. "Hace un año que empezamos, fue un avance para todo el área VII y desde luego para el hospital", señala la doctora Giménez, que agrega que "contar con una unidad de hemodiálisis es lo que nos faltaba para dar ese plus de servicios que podemos ofertar a los pacientes, ya que ellos mismos demandaban la asistencia dentro del propio área, y ha sido un paso adelante".