El agua es probablemente el bien más preciado de que dispone el hombre, aunque no siempre cuenta con este reconocimiento. Son muchos los tipos de contaminación que sufren los cauces, castigados con frecuencia por emisión de gases tóxicos, metales, pesticidas, desechos químicos o vertidos de combustibles debidos a accidentes o, simplemente, malas prácticas. Ahora bien, es la actividad humana cotidiana la que mayor incidencia tiene sobre el estado de los ríos. Los pescadores de Morcín y Riosa pueden dar testimonio de ello. En apenas un año, el tramo urbano del río Riosa ha acumulado 1.500 kilos de basura, con todo tipo de desechos, desde ropa hasta electrodomésticos. Para algunos vecinos el río es un amañoso vertedero.

Las asociaciones de pescadores de Riosa y Morcín, junto con la Asturiana de Pesca y en colaboración con el Ayuntamiento de Riosa y Cogersa abordaron el pasado año, por estas mismas fechas, una limpieza general del tramo fluvial que transcurre entre los principales núcleos de población del concejo riosano. Dejaron el cauce como una patena. Este año han retornado al lugar y se han encontrado con otros 1.500 kilos de basura. Ese es el balance de doce de meses de conductas incívicas que han llenado de desechos el río, sin contar claro está con lo que el agua arrastró. "No queremos ni pensar lo que se podría sacar del río Caudal entre Pola de Lena y Mieres, seguramente tendrían que trabajar 200 personas durante más de un mes para limpiarlo", apunta el delegado territorial de Asturiana de Pesca, Ignacio Fernández.

Las truchas del río Riosa nadan en una gran superficie comercial en la que no falta de nada. Hasta que llegaron los pescadores con sus contenedores disponían, entre otras muchas cosas, de bicicletas, neveras, lavadoras, mantas y ropa. "Hemos sacado hasta una sulfatadora", apuntan los voluntarios. A cada cual le llama la atención una cosa. Hay para elegir. "En un sitio encuentras una bicicleta y luego ves una nevera. Hemos encontrado hasta un traje, con su percha y todo". Que mejor que el río para deshacerse de la ropa pasada de moda. "Hay gente que no acaba de concienciarse de la importancia que tiene mantener los ríos limpios", lamenta Ignacio Fernández.

Medio kilo por metro

Resulta llamativo que en la zona urbana de un concejo muy rural, como Riosa, se puedan acumular en un año 1.500 kilos de basura en un tramo de río que apenas supera los tres kilómetros. El estrecho cauce, por tanto, soportaba hace unos días medio kilo de basura por metro. Y es que el río es maltratado constantemente: "Encontramos infinidad de bolsas con excrementos de perro", apuntan los pescadores: "Es paradójico que algunos propietarios de mascotas se molesten en retirar de la calle los excrementos de sus animales y luego, en vez de buscar una papelera, los tiren al río. Para eso es mejor que lo dejen en la calle, ya que al menos no contaminan y lo peor que pude pasar es que alguien los pise".

Los pescadores se han convertido en cuadrillas de limpieza, viéndose casi obligados a cambiar las cañas por escobas. "Tal vez el que tiró la lavadora al río tenía la intención de contribuir a erradicar la suciedad, pero la mejor manera de mantener los cauces limpios es no echar porquería en ellos", señaló jocosamente ayer uno de los voluntarios que trabajaron en las tareas de mantenimiento. Los trabajos se extendieron por todo el tramo urbano, desde el pozo Monsacro hasta Nijeres. Los 1.500 kilos de basura eliminados, aún siendo muchos, están lejos de las seis toneladas de desechos que, hace cinco años, se sacaron del río. Por mucho que se limpie, los que ensucian van por delante.