La conferencia "Patrimonio industrial: afrontando la reconversión y mirando al futuro" fue impartida el pasado viernes por el arquitecto José Ramón Fernández Molina, en la Casa La Buelga de Ciaño. La misma, se enmarca en el ciclo "Patrimonio y sostenibilidad: un reto para el siglo XXI" organizado por la asociación cultural "Cauce del Nalón" en colaboración con el Ayuntamiento de Langreo y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas y contó con la presentación de Miguel Ángel Martínez, miembro de la asociación organizadora.

Aladino Fernández, Doctor en Geografía, profesor de la Universidad de Oviedo y coordinador del ciclo se encargó de glosar la figura del ponente de quien destacó "su profundo compromiso con el patrimonio y la arqueología industrial". Fernández Molina comenzó su intervención asegurando que la aceptación social de los restos arqueológicos industriales no es sencilla "pues hay una vinculación de las mismas con condiciones económicas y laborales que rozaron la esclavitud" si bien se mostró convencido de que "es necesario superar los malos recuerdos para poner en valor el patrimonio industrial como se merece". Con la reconversión industrial, "un fenómeno de manual de historia" según el conferenciante, se generaron grandes activos ociosos así como numerosos espacios físicos que resultaron ser "verdaderas golosinas económicas" si bien a día de hoy muchos de esos espacios están abandonados a su suerte debido "a la desvalorización de los mismos por culpa de la crisis". Para ellos, el arquitecto reclamó "una selección coherente de los elementos a conservar" y sobre todo, invocó la necesidad de "cambiar el chip de los usos que se les pueden dar, ya que no todo tiene por qué dedicarse a museos". Entre otros, mencionó los ejemplos de la mina de Pass en Mons (Bélgica) que es hoy en día "un divertido parque de aventuras tecnológico" o la transformación de viejas fábricas de harina o cerveza, "en centros comerciales, espacios para conciertos, restaurantes e incluso aparcamientos" que se ha llevado a cabo en ciudades europeas como Zúrich o Winterthur.

Molina también habló de las actuaciones previstas para la Fábrica de Gas la Vega y la Fábrica de Armas, ambas en Oviedo, señalando que para esta última, "protegida y pendiente de un plan que marque lo que hay que mantener" se ha planteado "la creación de un museo, un hotel de empresas o incluso un parque tecnológico y científico de ciencias de la salud"

Como ejemplo de intervenciones importantes en las Cuencas mineras, se refirió a "Valnalón con una gestión impecable y titánica" y a las actuaciones "sobre el patrimonio industrial de Turón tan similares a las llevadas a cabo en Sabero, León". Las peculiares características de Asturias "una región europea pequeña, con valles perpendiculares que miran al mar", han posibilitado "la tremenda endogamia que nos aqueja y que nos ha llevado a una situación en la que o nos unimos o nos suicidamos" lamentó el arquitecto. Y es que, según expresó, "hay que reclamar con urgencia un trato digno para el patrimonio histórico industrial asturiano, obviando los localismos y exigiendo a la Administración el impulso al desarrollo que obligatoriamente ha de brindar, siempre con la necesaria participación de la sociedad civil y el voluntariado".