El verano de este año ha sido especialmente seco, sobre todo los meses de agosto y septiembre, con muchos días superando los 30 grados de temperatura y sin precipitaciones. Por eso, que los pantanos que abastecen de agua potable a todo el centro de Asturias se mantengan al 73,9% de su capacidad es una buena noticia. Las lluvias casi torrenciales del 15 de septiembre acabaron viniendo muy bien, más allá de los daños que produjeron en toda la región. El complejo formado por los embalses de Tanes y Rioseco, que Cadasa usa para abastecer su red de agua, están al 75,2%. Alfilorios, del que depende en buena parte la ciudad de Oviedo, al 67,92%. Su media, teniendo en cuenta sus capacidades, se sitúa en los 73,9 puntos: un 10% más que el año pasado a estas alturas.
Los embalses de Tanes y Rioseco, en el parque natural de Redes, almacenan, según los datos facilitados por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, 28,4 de los 37,55 hectómetros cúbicos de agua que pueden llevar. Ambos embalses son el principal almacén de agua potable de la región. A su pie se encuentra la depuradora de Cadasa, en la que se potabilizan hasta 3.200 litros de agua por segundo. Por su parte, el pantano de Alfilorios, en Morcín, contiene 5,54 de los 8,16 hectómetros cúbicos de capacidad máxima con los que cuenta. La comparación con la temporada pasada es buena. A finales de septiembre de 2015, y tras otro verano seco, Alfilorios estaba al 44,5% y Tanes y Rioseco, al 68,23 por ciento. En conjunto, un 63% de capacidad de agua, casi once puntos inferior al 73,9 por ciento al que se encuentran actualmente los embalses.
La comparativa es aún más favorable si se hace con la media de los pantanos españoles. La reserva hidráulica nacional está al 53,1% de su capacidad. Los pantanos de abastecimiento de agua de Asturias se encuentran entre los más llenos de toda España. La cuenca hidrográfica del Cantábrico, a la que pertenecen estos pantanos, está al 73,1% de media. Los del Miño-Sil contienen el 65%, el Duero el 63,6%, el Tajo el 53% y el Guadalquivir, el 49,7%. La del Ebro se encuentra a la mitad de su capacidad, 50,6 por ciento, mientras que las del Júcar y el Segura son las que más problemas atraviesan: están al 26,6 y al 24,5% respectivamente.
El último año ha sido relativamente atípico en lo que se refiere al ciclo de acumulación de agua en la región. Tras el verano y el inicio del otoño, sobre los meses de noviembre y diciembre las reservas suelen empezar a aumentar de forma importante, para llegar a su máximo en la primavera. Esta vez, los pantanos empezaron a llenarse, pero el final del pasado otoño y las primeras semanas del invierno fueron anormalmente secos. El 2015 se cerró con los pantanos al 62% de su capacidad. Tardaron casi cuatro meses para alcanzar los niveles normales de la primavera, almacenando 41,8 hectómetros cúbicos y situándose al 91,21% de sus posibilidades. El actual periodo de vaciado -menos lluvias, más consumo por el verano en muchos casos- ha sido benévolo, y los ha dejado al 73,9%, un nivel mucho mejor de como estaban hace un año, por lo que el abastecimiento, salvo por una gran sequía, parece asegurado.
