La Mayacina recibe a 117 nuevos vecinos, los primeros de alquiler en el barrio mierense. La entrega de llaves tuvo lugar ayer, en un concurrido Auditorio "Teodoro Cuesta". "La vivienda es fundamental para poder organizar un proyecto de vida", fueron las palabras con las que abrió su intervención la Consejera de Servicios y Derechos Sociales, Pilar Varela. Afirmación que corroboraban las caras de alegría y los muchos proyectos que llenaban la sala. Los adjudicatarios pagarán rentas ajustadas a sus ingresos.

El precio del alquiler fue la razón principal que motivó que el joven Aitor López presentara una solicitud para acceder a una vivienda de la Mayacina. "Vivo en Ujo y pago mucho más de lo que pagaré ahora, por un piso en el centro", explicó ayer, sentado en las butacas del Auditorio "Teodoro Cuesta". Estaba ansioso por subir a por las llaves e iniciar ya la mudanza a su nueva casa. Tiene previsto estar instalado ya a mediados del próximo mes.

Junto a él estaba sentada Judith Lauda. Ella y Aitor se conocieron ayer, y supieron que serán vecinos: "Estoy contenta porque he visto muchos jóvenes entre el público, a algunos los conozco, y está bien tener un vecindario agradable". Los dos accedieron a las viviendas a través del cupo reservado para solicitantes de 18 a 35 años, destinado a mejorar el acceso a la vivienda a los más jóvenes.

José Arsenio Díaz también recogió ayer las llaves, aunque su caso es distinto. Está desempleado y buscaba una casa que se ajuste a las necesidades de la familia por un precio acomodado a la difícil situación que están atravesando. Vive, actualmente, en un piso en renta en el valle de Turón. "Era la segunda vez que me presentaba a una convocatoria de vivienda, estoy muy contento de haber tenido suerte y me trasladaré el mes que viene con la familia", explicó.

La que tendrá una mudanza movida, a pesar de que actualmente vive cerca de la Mayacina, es Cristina Luis Sánchez. Ella y su marido se trasladarán a un piso de cuatro habitaciones con sus tres hijos. Madre de familia numerosa, es autónoma y destacó la necesidad de incrementar la oferta de vivienda pública: "Son necesarias estas iniciativas. Los precios en el sector privado son disparatados", afirmó.

Los cupos de la Consejería tenían en cuenta a las familias numerosas. También a otros colectivos en situaciones difíciles, como víctimas de violencia doméstica o familias afectadas por situaciones de ejecución hipotecaria. El Principado reservó viviendas, además, para personas dependientes o con discapacidad. "Tuve mucha suerte de que me tocara", afirmó Jonathan Fernández, adjudicatario que no estaba en ninguno de los cupos.

Puede definirse de suerte, porque la convocatoria de vivienda pública de alquiler en la Mayacina recibió 1.007 solicitudes. El sorteo, con casi diez personas por cada vivienda, fue una auténtica lotería. Gritos y llantos se vivieron el día del reparto de pisos, frente a la tranquilidad y las sonrisas de los que ayer ya se sabían destinatarios.

El alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, señaló que "es una lástima tener que decir suerte por conseguir una vivienda, un derecho fundamental". En este sentido, la Consejera de Servicios Sociales defendió que el parque de vivienda pública de alquiler en Asturias es el segundo más grande en España: sólo superado por Extremadura. En el caso concreto de los pisos de la Mayacina, la inversión superó los 6,6 millones de euros (sin incluir el precio de los terrenos). Al acto de entrega también asistieron la concejala de Vivienda en Mieres, Delia Campomanes y el director general de Vivienda, Fermín Bravo.

Las viviendas ocupan 5.812 metros cuadrados: con pisos de dos a cuatro dormitorios. Todos tienen trastero y cinco están adaptados para personas con discapacidad. Además, los pisos de alquiler del ensanche mierense tienen una particularidad: el suelo radiante. Este modelo de calefacción supone que bajo las baldosas hay una canalización de tuberías por las que corre agua caliente, desprendiendo calor, y manteniendo la vivienda a la temperatura deseada fácilmente.

Los beneficiarios de las casas esperaron pacientemente en las primeras filas, aunque algunos prefirieron la discreción del fondo del Auditorio. Fue el caso de Fermín García, otro adjudicatario. Él estaba contento con su nueva casa, pero su hermana estaba pletórica: "Vive conmigo y creí que nunca lo iba a echar de casa", bromeó.