Las obras para reparar cuatro hundimientos y un gran argayo en la carretera de Tarna, en el tramo comprendido entre La Foz y el puerto, ya se han terminado. Los trabajos tuvieron un coste de 201.812 euros, y han servido para retirar por completo la tierra y las rocas que mantuvieron cortado un carril de la vía en el kilómetro 60,1, un poco más arriba de la localidad de Tarna. Esta gran escollera ya se acabó de construir a principios de verano, pero ahora también se ha reasfaltado la parte de la carretera que corresponde con la obra. También han concluido las reparaciones de cuatro hundimientos.
Estas partes de la carretera también han sido estabilizadas y asfaltadas. Las obras contratadas por la Consejería de Infraestructuras incluían, además de la eliminación y reparación del gran desprendimiento, el arreglo de los hundimientos situados entre Pendones y Tarna y en la localidad de La Foz. Estas últimas obras obligaron a regular el tráfico en la zona durante varias semanas, ya que prácticamente hubo que "tirar" uno de los carriles, mientras las máquinas trabajaban sobre la plataforma de la carretera restante.
Estas obras comenzaron en los últimos días del mes de abril, con un presupuesto de algo más de 201.000 euros. Previamente, y antes de esta actuación, se reparó otro gran hundimiento que amenazaba con cortar por completo la carretera AS-117. Esta obra tuvo un coste de 94.000 euros. Además de estos trabajos, se ha limpiado el argayo caído justo antes de llegar a la localidad de Tarna, y que se produjo el pasado mes de abril.
Quedan pendientes ahora las obras de asfaltado que se pretenden llevar a cabo en las zonas más degradadas de la vía. Los trabajos se han sacado a concurso público con un precio de licitación de 462.449 euros, y con un plazo de ejecución de siete meses. En los últimos años, la reparación de la carretera de Tarna ha sido una constante reivindicación por parte de los vecinos de la zona alta del Valle del Nalón. Se trata de una vía que está, en su mayor parte, en un avanzado estado de deterioro. Tampoco ayuda el creciente tráfico de vehículos pesados que llevan carbón a las térmicas leonesas.
