La torre de Sauron (Torre Oscura) era el punto clave de vigilancia para los "malos" de la saga "El Señor de los Anillos". Era el ojo que todo lo veía en la Tierra Media. Eso fue para los romanos el campamento de Carraceo, en la Carisa. Un recinto que, según apunta la investigación arqueológica del último verano, no estaba habitado y tenía como único objetivo controlar la entrada de enemigos desde la Meseta y Noega (el puerto de Gijón). La arqueóloga Esperanza Martín, responsable de las investigaciones, ofreció ayer una charla interpretada en el yacimiento. Apeló a la obra de J. R. R. Tolkien para explicar la forma de alertar de los peligros entre los campamentos de la Carisa: igual que hicieron en "El Señor de los Anillos", los legionarios también avisaban de la entrada de una fuerza hostil con el fuego.

"Era como en 'El Señor de los Anillos', pero las torres eran más bajas y no había orcos", bromeó Esperanza Martín con el público. El Ayuntamiento de Aller organizó la visita, con motivo de los actos del Día de la Ruta de la Plata. Estuvo encabezada por Martín y el alcalde, David Moreno. Participaron cerca de un centenar de senderistas, que recorrieron casi diez kilómetros a pie para visitar el campamento.

Son tres los campamentos que, hasta el momento, se han descubierto en la Carisa. El primero, siguiendo la calzada romana desde la Meseta, es L.lagüezos (entre Villamanín y Lena), le siguen Curriel.los (Lena) y Carraceo (entre Lena y Aller). Las torres que los coronaban no eran tan altas como en "El Señor de los Anillos", pero en los recintos ligados a las guerras astur-cántabras "podían alcanzar los diez metros".

La investigación apunta a que los tres recintos estaban conectados, ya que tenían una intervisibilidad perfecta. L.lagüezos dista de Curriel.los unos cinco kilómetros en línea de aire. La misma distancia que separa Curriel.los de Carraceo. Los dos primeros eran muy parecidos, pero Carraceo ha supuesto un nuevo punto de vista en la investigación del enclave (un lugar estratégico para la romanización de Asturias).

Esperanza Martín destacó que "es la primera vez que no encontramos ningún elemento que apunte a que el recinto estaba habitado". Ni rastro de tiendas de campaña ni de los materiales necesarios para su instalación en la campa. El campamento es cuatro veces más pequeño que Curriel.los. Una hectárea de extensión, que pudo albergar hasta a dos cohortes (cerca de mil hombres).

La campa de Carraceo aún conserva las bases de las torres, construidas en piedra, desde las que los romanos alzaban la vista para controlar al enemigo. En esas piedras se sentaron ayer algunos de los excursionistas que hicieron la marcha. Los arqueólogos han delimitado otro punto de vigilancia, en el que no hay rastro de torres: "Sabemos que se colocaban ahí porque recuperamos muchos 'clavi caligarii'". Son las hebillas que cerraban las caligae (sandalias romanas) que calzaban los legionarios.

Las 'clavi caligarii' son solo una ínfima parte del abundante material recuperado en la campaña, cerca de un centenar de piezas de origen romano. También han inventariado piezas numismáticas, fíbulas (imperdibles para la ropa) y material de origen bélico, sobre todo puntas de lanza y cuchillos. "Contamos con una mayor carga de objetos que en las anteriores campañas", explicó Martín.

La razón: que los romanos no llegaron a destruir el campamento de Carraceo. Sí lo hicieron con Curriel.los y L.lagüezos, por lo que aún es una incógnita que decidieran mantener intacto este último recinto. La arqueóloga sí sabe que el lugar se abandonó sin prisa, nada está destrozado ni quemado, y sin signos de que se produjera una batalla.