Pocos se ausentaron ayer en la Rebollá. Estuvieron representantes de todas las fuerzas políticas, con una muy nutrida presencia de dirigentes de izquierdas, por ejemplo, el alcalde de Langreo, Jesús Sánchez (IU). En representación del Gobierno regional estuvo la consejera de Servicios y Derechos Sociales, Pilar Varela (PSOE). "Siempre ha sido la voz de los que no la tienen", destacó. El presidente del Principado, Javier Fernández, también natural de La Rebollá, no pudo estar presente, pero el viernes habló telefónicamente con el Padre Ángel: "No estoy preocupado por la actual situación política, sólo lo estaría si no hubiera democracia, pero aún así confió en que haya pronto Gobierno, da igual que sea de izquierdas o derechas, lo importante es que Javier pueda conseguir que todos seamos un equipo".

El Padre Ángel tuvo una mañana muy intensa. Dio misa, inauguró su escultura y recibió la distinción de hijo predilecto. Desde Fuentidueña del Tajo (Madrid) llegaron los promotores de la iniciativa que, a través de la redes sociales, promueve la concesión al religioso del premio Nobel de la Paz. Éste recibió un cheque simbólico que de manera figurada representaba las 104.000 firmas que ya se han recogido: "Las distinciones no son algo que me preocupe, llegado el caso sería un Nobel para la solidaridad. El verdadero homenaje es ser de La Rebollá". El Padre Ángel estuvo acompañado ayer por muchos miembros de Mensajeros de la Paz. También estuvo presente su hermana, Fifi Rodríguez: "Estamos muy contentos, ha sido muy emocionante", destacó al final del acto. El religioso estuvo pendiente en todo momento de Josué, el niño de El Salvador acogido por el religioso: "El pequeño le llama papá, es de la familia", destacó orgullosa Fifi Rodríguez.

El Padre Ángel no ahorró ayer gestos cariñosos en el mismo escenario donde hizo la Primera Comunión y ofició su primera misa. También donde se impregnó de un sentido de la solidaridad que le ha llevado a cargar, o lucir, la etiqueta de "cura rojo". "En este mismo cementerio hay tumbas encima de otras tumbas de personas que en otros tiempos no se podían enterrar en cementerios católicos y eso duele", reconoció. "La Rebollá es ejemplo de solidaridad. He tenido compañeros y amigos, como Lito (Lito el de La Rebollá, histórico comunista), que fueron a la cárcel por defender a sus compañeros". El Padre Ángel recibió ayer un caudal de afecto, pero no se quedó con nada, porque lo compartió con todos.